29 de octubre de 2011

Aviso urgente: enseñar a orar


Por: Antonieta B. de De Hoyos

Desafortunadamente en la actualidad muchos problemas amenazan a nuestros hijos.  Desde los crímenes violentos hasta el abuso de drogas, y de ahí todo lo que por añadidura pudiera presentarse. Razón suficiente para que los adultos nos sintamos inquietos, atemorizados, luchando por encontrar la  varita mágica que cambie tanta maldad en la sociedad y nos devuelva la tranquilidad de antaño. Por eso me encantó encontrar entre mis papeles, un escrito con frases alentadoras, palabras increíbles llenas de sabiduría, que si se siguen al pie de la letra, el cambio familiar y social que anhelamos, llegará más pronto de lo que imaginamos .  

 Si yo le dijera a usted: “Tengo el secreto que le ayudará a criar hijos que tengan paz interior, que siempre estén creciendo personalmente, que sean valientes, que tengan carácter firme, que se mantengan lejos de los problemas y que eviten el mal a toda costa”  ¿No le gustaría saber ese secreto? Si ese secreto también le diera a sus hijos un sentido sólido de dirección y propósito -todo el que necesitan y un poco mas- y que sus amigos y compañeros los honraran y tuvieran muy buena opinión de ellos. ¿No querría saberlo?  El secreto es simple: Enséñeles a orar.  

¿Pero por qué voy a enseñar a orar a mis hijos, si ignoro los beneficios de la oración? Para su información mencionaré solo algunos, ya que son incontables.

La oración nos hace amigos de Dios, nos hace sentir siempre acompañados por Él, ahuyenta la soledad. Y a medida que crece nuestra amistad, mas deseos tenemos de conversar con Él.

 La oración nos da paz interior, mitiga la ansiedad, la preocupación, el nerviosismo. La oración nos da seguridad, quita nuestros temores, y nos ayuda a vivir más confiados, nos da la certeza de que Dios está con nosotros para librarnos de peligros y agresiones.

La oración nos da fortaleza espiritual, nos hace fuertes ante la tentación. Impide que nos contagiemos del mal y permite influir favorablemente en los demás. ¿Solo y desalentado? Pida fuerzas a Dios y Él se las dará. La oración nos enseña a ser agradecidos. No solo debemos orar para pedir, sino también para agradecer, primero a  Dios y después a los que nos rodean.

La oración nos ayuda a conocernos a nosotros mismos. Exige que nos examinemos para descubrir nuestras necesidades y así presentarlas a Dios. Este examen de conciencia ayuda a crecer psicológica y espiritualmente. La oración acrecienta la fe, disipa las dudas. La oración nos da una mejor vida interior. Nos hace crecer en entendimiento y sabiduría.

Tal vez los temores de nuestros hijos a veces nos parezcan tontos, pero son reales. Y a medida que ellos crecen los temores no se van, solo cambian de forma. Al darles a nuestros hijos el recurso de la oración, les proporcionamos la fortaleza, incluso el valor para enfrentar este mundo caótico que les ha tocado vivir. Pero recordemos que solo aprendiendo a orar se puede enseñar a orar.

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