27 de diciembre de 2012

Dos inesperadas experiencias religiosas.


Por: Antonieta B. de De Hoyos
La verdad es que nunca pensé que los vaticinios Mayas estuvieran equivocados, su sabiduría como cultura, es reconocida desde hace muchos años por  eminentes científicos del mundo. Lo que si me preocupó, fue el enorme  temor que se generó en la gente, a través de la publicación de cientos de reportajes sin fundamento.
Como coincidencia, el viernes 21  de diciembre, recibí la triste noticia de que mi nieta Andrealucía, que radica en Estados Unidos se había roto su bracito derecho.  Entre tantas llamadas me enteré de que habían contactado a un médico de prestigio, para que le realizara la operación indispensable. Como todos los días y las noches, esta vez también había encomendado a Dios a toda mi familia, por eso sabía que no iban a estar desamparados. A las cinco de la tarde mi nietecita entraría a quirófano, le practicarían una cirugía que duraría en promedio una hora.
De inmediato encendí mi cirio bendito, ese que conservo para situaciones extremas; a su lado coloqué la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que perteneció a mi abuela Agripina. Me senté en la alfombra y comencé a rezar el Santo Rosario, era viernes, correspondían los Misterios Dolorosos. Creo que en esos instantes de profunda oración, mi alma se elevó hasta el Creador, sentí como nunca cada una de las frases y de las oraciones pronunciadas, lo recé despacio, sin prisas, con toda la fe que corre por mis venas. Hablé con Dios, me encomendé a Jesucristo y le supliqué que intercediera por mi niña. Me tardé casi una hora, el tiempo justo en el que se daría por terminada la intervención. Esperé intentando tranquilizarme, a que llegara la llamada que me informara los resultados.
Cerca de las nueve de la noche, escuché la voz de mi nuera que me decía que todo había salido perfecto, que resultó menos complicado de lo que se esperaba, que no habían tenido que pasar la noche en el hospital y que, en esos momentos ya estaban en casa. Apagué mi veladora y di Gracias a Dios.
Al anochecer vi en el noticiero nacional, la multitud que se reunió en el territorio Maya  en México y Guatemala, para recibir la energía sagrada, así como las entrevistas que los reporteros hicieron a los visitantes. Todos sin excepción, estuvieron de acuerdo en que no se vaticinaba el fin del mundo, sino el de una era materialista, lo que permitiría de inmediato el cambio social anhelado.
Me impactó la manera como los ahí presentes sonreían y alzaban sus brazos, intentando llenarse de la esperanza y el amor divino. Recordé mi experiencia religiosa de esa tarde y la comparé con la de aquellas miles de personas, que acudieron con el único fin de sentir la presencia divina. Este año que está por iniciar fortalezcamos nuestra fe, y gocemos de la presencia de Dios en donde quiera que estemos, y en el preciso momento que lo imploremos.

25 de diciembre de 2012

¿Por qué es importante enseñar a orar a los niños?


Por: Antonieta B. de De Hoyos
Muchos adultos mayores, recordamos con nostalgia aquellas noches en las que cuando éramos pequeños no podíamos dormir, y nuestra madre después de contarnos un hermoso cuento, nos pedía que nos arrodilláramos al pie de la cama para rezar el tradicional “Ángel de mi guarda”. Era una bella costumbre que serenaba al inquieto chiquillo y le permitía conciliar el sueño. ¿Pero porque hoy ya no lo hacen los padres, en especial la madre? Pudiera ser por  inexperiencia, o porque sus padres no lo hicieron con ellos.
Si el adulto rezara con su niño por las noches, seguro que habría menos jóvenes dentro de las bandas delincuenciales, menos asesinos juveniles, disminuirían los adictos al alcohol, las drogas, el juego y la corrupción.  Este caos familiar y social es el resultado de una deficiente educación moral y espiritual en los vitales primeros años.
En la actualidad los asistentes a las misas o cultos religiosos, son en su mayoría personas adultas y de la tercera edad, solo una minoría son niños, adolescentes y jóvenes, que escuchan con atención la Palabra de Dios y las indicaciones del sacerdote o pastor. Esta negligencia paterna, conduce a que los niños no sepan orar, ni comunicarse con Dios, ni con sus padres.
Educar en la oración es fácil, lo único que se requiere es constancia y un inmenso amor por los hijos; si este bello propósito se hiciera realidad esta navidad, estoy segura de que éste, sería el más trascendental de los regalos. Urge retomar la armonía social y hogareña. No busquemos oraciones complicadas, usemos lo más sencillo, lo más natural; dejemos que los niños hablen de lo que tienen en su inocente corazón.
Como apoyo a esta actividad se puede poner en un lugar visible de la recámara o de la casa, un cuadro de María con Jesús en brazos, o el clásico Ángel guardián que protege a una parejita de niños, cuando van cruzando un puente. Sería un bonito regalo de abuelos y padrinos.
Percibir la presencia divina desde la infancia, infunde en la persona una enorme seguridad para los años venideros. Obra inolvidable de amor hacia el Creador. Tener el privilegio de vivir en compañía de Dios, ayuda a cometer menos errores y a gozar de la fortaleza necesaria, para superar la adversidad cuando esta se presenta, en forma de un divorcio, la muerte de un ser querido, el desempleo, el abandono, o la enfermedad.
Orar, es elevar el alma a Dios, es platicar con Él, es estar convencido de que está contigo. Alabar, suplicar, agradecer, pedir perdón por las faltas cometidas, purifica el organismo. Acostumbrar desde niño a pedir por los demás, hace del corazón una fuente eterna de generosidad.                                                                                                                                                  
La primera actividad evangelizadora de los padres, es enseñar a orar a los hijos: es el primer catecismo de sus niños, su primera conversación con Dios; pero sobre todo el mejor hábito que podrán inculcarles y que les servirá de mucho, en su arduo camino de salvación.

20 de diciembre de 2012

Desconecte a su hijo

Por: Ramon de la Peña Manrique

Hace tiempo me tocó leer un reportaje en la revista electrónica Business Know-How, en el que se destacaba que si no se cuida el uso del internet, en especial el correo electrónico, podría ser un poderoso asesino silencioso de la productividad en los negocios.

Este esquema de comunicación que luce perfectamente inocente les puede robar tiempo y lastimar la productividad de los colaboradores y en última instancia afectar la utilidad económica de las empresas.

Pero me impactó aún más un mensaje que me envió un ex alumno en el cual se destaca que los cerebritos de las empresas más sobresalientes en el arte y la ciencia de las tecnologías de información y comunicación en Silicon Valley, en California, están enviando a sus hijos a una escuela (la Waldorf School of the Peninsula) en la que no usan en el proceso de enseñanza-aprendizaje ni computadoras, ni televisores, ni otro instrumento electrónico: sólo está el profesor, su método, el pizarrón, gis y borrador.

En el mensaje se destaca la pregunta: ¿por qué profesionales de Silicon Valley, que parecen deberle mucho a la industria informática, envían a sus hijos a una escuela que no usa computadoras?

También se menciona de manera destacada el testimonio de uno de los papás que tienen a sus hijos en esta escuela, y quien dice que la eligió porque cuestiona la tendencia actual a equipar en informática a las clases desde una edad cada vez más temprana.

"La computadora no es más que una herramienta. El que sólo tiene un martillo piensa que todos los problemas son clavos", señala. "La pantalla perturba el aprendizaje y disminuye drásticamente las experiencias físicas y emocionales".

En mis tiempos de estudiante mi "computadora" era una regla de cálculo que me servía para multiplicar, dividir, sacar raíz cuadrada, logaritmos, senos y cosenos; usaba esa "computadora" para hacer todas las operaciones necesarias para analizar, operar y diseñar los procesos químicos, pero pronto esa regla de cálculo se transformó en una calculadora digital y después en una computadora difícil de manejar.

Y es que en algún momento el talento educado y creativo de mucha gente dio lugar a las computadoras y calculadoras que hoy usamos y conocemos. Pero finalmente no son más que reglas de cálculo sofisticadas que no sustituyen el talento creativo, innovador, responsable y honesto de las personas educadas.

De hecho, en los mismos mensajes se nos dice que ha surgido una nueva enfermedad concebida por el uso excesivo de los sistemas de información y comunicación, una enfermedad similar a los vicios que hemos ido creando al paso del tiempo: los vicios del cigarro, de las bebidas alcohólicas, del juego en los casinos, de los enervantes. Ahora se ha creado el vicio llamado nomofobia, que es un miedo irracional a salir de casa sin el celular, es decir, a estar "desconectado".

¿Quiere decir esto que los programas para equipar a las escuelas de educación básica, con computadoras, pizarrones electrónicos y programas sofisticados de contenidos educativos, no son tan efectivos para fortalecer en nuestros hijos y alumnos sus capacidades creativas y de lectura, de entender lo que leen?

Así es, sería la respuesta de la Waldorf School, que nos dice: "Buscamos despertar en cada alumno su propia individualidad, y desplegar y multiplicar su capacidad de pensar, sentir y desear, creando así un verdadero mundo más humano a través de una educación que sea fuente de un gran cambio social positivo". La educación en Waldorf, nos dicen, busca liberar el espíritu humano.

Por eso mismo, estimado lector, cuidemos que en nuestras escuelas no se promueva en nuestros hijos esta parte de la nomofobia a estar "desconectados"; mejor hay que promover que se fortalezca en ellos su creatividad, su ingenio, su responsabilidad, su honestidad, su capacidad de resolver problemas, tener una comunicación efectiva, y unas buenas relaciones interpersonales.

Feliz Navidad, recuerde que nadie puede celebrar y amar a Dios si no celebra y ama a su prójimo al mismo tiempo.

19 de diciembre de 2012

Gocemos el instante sagrado


Por: Antonieta B. de De Hoyos

Cuenta una leyenda nórdica que un espíritu procedente de la lejana galaxia del universo, vino a la Tierra y se instaló en el hemisferio norte, para repartir aquello de lo que no puede prescindir el ser humano: paz, amor, armonía y alegría.

Nuestros antepasados sabían que algo especial pasaba en el planeta el día más corto del año, lo que quiere decir es, que en todas las épocas se reconoce que desde el  21 de diciembre  una energía especial envuelve a la madre Tierra.

Se cree que en la mayor oscuridad de las noches largas del solsticio de invierno, es cuando recibimos el espíritu de la Navidad, una luz luminosa que despierta en nosotros sentimientos de amor y paz. Muchos maestros han nacido en estos días, pero uno en especial, ha marcado nuestra vida con su ejemplo de amor ilimitado, su pureza de intención, sus grandes lecciones de justicia, de amor y perdón, y ese es Jesús, el Hijo del Padre, que llegó en los precisos momentos de mayor oscuridad.

Esta bendita energía nos ayuda a perdonar y a olvidar desavenencias, despierta el entusiasmo en todo lo que hacemos; razón por la que recibimos y damos regalos que expresan amor y solidaridad hacia nuestros hermanos. Desafortunadamente el consumismo actual, ha logrado rebajar este maravilloso regalo divino al nivel humano, al grado de que mucha gente se olvida de recibir esta gran luz de energía, que cada año nos visita.

Comencemos hoy con una limpia de casa y de corazón. Botemos todas las cosas viejas y dañadas, los odios y rencores, el pesimismo y la confusión, para que podamos recibir el amor que viene del cielo y que generará en nosotros nuevas y mejores experiencias. Es importante comprender que este es un instante sagrado, Dios nos está dando una energía de esencia sagrada, una luz de vida a nuestra alma y corazón.

La palabra Navidad habla de una noche bendita, de un tiempo de dulce espera y una grata ilusión. Navidad es la esperanza que viene a traernos pensamientos positivos, deseos hermosos; es el ensueño de cambios profundos. Cerramos el ciclo del año presente y abrimos en armonía el ciclo del año que inicia.

Meditemos y pidamos paz para nuestro planeta, nuestro país y nuestra comunidad, pidamos por que los gobernantes sean honestos, por los niños pobres y desamparados, por las familias desunidas, por los enfermos y por los ancianos desvalidos. Después pidamos por nosotros mismos para que logremos el cambio que necesitamos.

Saquemos de nuestro hogar la violencia, las discusiones, peleas, gritos, malas palabras, insultos, toda la energía negativa que impide la entrada del espíritu de la Navidad. Borremos de nuestra vida los malos recuerdos, tengamos presente los momentos bellos.

 “Ordenemos nuestra forma de vivir, pues solo en el orden tendremos tiempo para Dios”.

17 de diciembre de 2012

El pueblo paga pero no manda


Los invitados de palo

“Entre un gobierno que lo hace mal
 y un pueblo que lo consiente,
 hay cierta complicidad vergonzosa”
Víctor Hugo
Estamos por concluir un año, un año donde la violencia se ha enseñoreado del país,  una violencia que también ha enlutado los hogares de muchos de nuestros vecinos en este municipio fronterizo. La violencia y la impunidad. La violencia y la impotencia, la violencia y el miedo  son tan cotidianos que ya no sentimos miedo ni nos horroriza escuchar detonaciones.

A la población solo le queda la esperanza de que el año que entra sea mejor porque con el año vendrá el cambio de gobierno municipal y quizás en esta ocasión los habitantes de esta frontera puedan confiar en que existirá in liderazgo, si ya no moral, por lo menos que sea político y muestre capacidad para informar a la comunidad sobre las medidas que se toman ante cada contingencia, ante cada oleada de violencia que cancela la vida cotidiana.

Solo escuchamos en el informe cifras y números que opacan la realidad: la administración no electa prefirió honrar al Mayor fallecido de Eagle Pass con un mexicanísimo Altar de Muertos  que a los trabajadores de SIMAS que murieron desempeñando su trabajo, trabajadores que además fueron sus compañeros de trabajo cuando también le tocó administrar esa dependencia; además avaló el pago de un patinadero de hielo y el consecuente recibo de energía eléctrica cuando la deuda del municipio sigue aumentando.
Videos y música han sido usados para acallar los reclamos por una deuda  que ha servido para pagar bodas y banquetes de los invitados VIP al tercer informe y no se ha  invertido  en campañas para contratar personal capacitado y profesional que brinden seguridad a todos los vecinos del municipio que vivimos a merced de rateros.

Fotografías panorámicas muestran el maquillaje de una ciudad donde el medio ambiente se ha reducido al cobro de un impuesto, el  “Revisado Ecológico”, y eternas campañas de recolección de llantas usadas y se ha permitido la construcción de casas para los trabajadores donde lo que queda prohibido es que se cuenten con áreas verdes suficientes  que dignifiquen la calidad de vida o la proliferación de basureros en banquetas y calles o terrenos baldíos.
Quizás el año que viene no sea tan nefasto por terminar en 13 y los numerologos nos hagan el favor de guardarse sus negros vaticinios y nos dejen creer que los ciudadanos tenemos la capacidad de dirigir el municipio.

 Queremos soñar que el PRI dejará de pagarse sus cotos de poder  y volteara los rostros  hacia la población abandonando el peso muerto de  sus satélites. Que el PAN dejara su eterno canibalismo  y que el resto de los partidos que ni siquiera han logrado mantener su registro en el Estado dejarán de ser una carga al erario público para que ese dinero sea destinado a preparar y profesionalizar  a todos los elementos de Seguridad Publica.

Quizás el año que viene no podamos ver erradicada la violencia pero quizás exista una oportunidad para la justicia y se haga justicia para las mujeres que han sido asesinadas en esta ciudad y que por no tener el apellido Moreira aún no han podido recibir una justa sepultura. A lo mejor, los ciudadanos  tomemos conciencia de nuestra fuerza y podamos lograr  que las autoridades hagan su trabajo y retornen a sus hogares l@s desparaecid@s de nuestro pueblo.
Profra. Josefina Sanchez Ponce.

9 de diciembre de 2012

REMINISCENCIAS DE UNA EPOCA PASADA




Evocando la ciudad de Mexico, mi ciudad natal en epocas decembrinas.

En mi ya muy lejana por cierto, niñez y adolescencia era un verdadero deleite cuando mi madre nos llevaba a mis hermanas y a mi, a los diferentes mercados, era como algo magico a nuestros infantiles ojos, el colorido de las piñatas primorosamente decoradas, casi siempre en forma de estrella, que  sabemos  simboliza los siete pecados capitales; el olor maravilloso de pinos naturales, las esferas, los farolitos de papel; esa mezcla deliciosa de los olores de las frutas, tejocotes, guayabas, limas, jicamas, cañas, naranjas, y claro los indispensables cacahuates y colaciones, confites, canelones, para el relleno de las canastitas, hechas de mimbre o de papel crepe.

En mi pacifico vecindario en aquel entonces, una señora maravillosa de una gran dulzura año con año y con gran devocion, instalaba en el patio de su casa un gran nacimiento, decorado con gran creatividad y lo mas apegado a lo que marca el suceso biblico, con infinidad de peregrinos, luces, escarcha y por supuesto en un fondo de heno y musgo. De la misma forma ponia mucho esmero en previamente preparar a los niños que participaban en la representacion de la pastorela.

Las posadas se celebraban como sigue siendo hasta la fecha del 16 al 24 (tristemente ahora se le da un sentido muy diferente) recordando el peregrinaje de la Virgen Maria y el señor San Jose de Nazareth a Belen, buscando un lugar donde alojarse para esperar el nacimiento del niño Jesus.
En cada una de ellas se pedia  posada; a todos los invitados se les entregaban sus velitas de colores y se entonaban letanias y villancicos y el dia 24, la ilusion era ver colgada la esperada piñata, en aquel entonces ollas autenticas de barro y rellenas de fruta y una vez que era quebrada abalanzarse para recoger la fruta y la obligada reparticion de las canastitas que hacian el deleite de los niños.

Otro encanto de esos dias era ir al centro de la ciudad para ver la hermosa iluminacion, que todavia se da por supuesto especialmente en el Paseo de la Reforma, la Alameda Central, la avenida Juarez, en el Zocalo, donde verdaderos artistas forman diferentes figuras navideñas y que decir de las deliciosas castañas asadas que nos ofrecian las vendedoras ambulantes sentadas en las banquetas con su anafre. No podia faltar el Santa Claus para tomar las fotos con los chiquillos.

El punto culminante era la cena, con el mismo menu que hasta la fecha sigue siendo el tradicional, los romeritos, el pescado bacalao que debia ser del mejor, el noruego que no tiene espinas, la ensalada de nochebuena, sin faltar el aromatico ponche y el rompope y si habia posibilidades los datiles, y turrones españoles. 

Hermosa epoca!!!………. afortunadamente todavia hay muchas personas que se apegan a estas celebraciones dandoles el verdadero sentido que tienen de religiosidad y reflexion.