28 de febrero de 2013

Una reforma necesaria

Por: Ramon de la Peña Manrique

Hace tiempo escuché una charla en la que se explicaba la necesidad de tener una reforma educativa trascendente usando como ejemplo lo que se tiene que hacer en un rancho cuando su tierra ha sido degradada por malos usos del agricultor.

Este mensaje me hizo pensar en un tiempo pasado, en un rancho en Navidad, Galeana, en el cual, entre otras cosas, cosechaban papas que después se vendían en Saltillo y Monterrey.

El sostenimiento y nivel de vida ahí dependían de la cantidad y de la calidad de las papas que se producían -así como el nivel económico y social de nuestro País depende del nivel educativo que tenemos los mexicanos.

La charla me hizo reflexionar sobre qué hubiera pasado si la calidad y cantidad de papas hubiesen disminuido significativamente, si uno de los factores clave hubiera presentado deficiencias importantes.

Ese factor clave serían los fertilizantes que proveía una empresa monopólica, y cuyo dueño habría dicho -siguiendo con la hipótesis retrospectiva- que la culpa la tenía la encargada, quien alteraba la composición del fertilizante para su beneficio personal y el de su familia.

Conociendo al dueño del rancho, éste hubiera ido rápidamente con el propietario de la empresa a reclamarle por los malos fertilizantes, a pedirle que despidiera a la encargada de la producción, y que además reformara la calidad del producto. Y si así lo hubiera hecho el dueño de la empresa de fertilizantes, se hubiera acabado el problema que aquejaba la producción de papas en la zona.

Pero, ¿qué hubiera pasado en esa región si el dueño de la empresa no hubiera hecho nada, y no sólo eso, sino que hubiera afirmado que la producción de papas no corría riesgo alguno?

Por esa razón, lo que acaba de hacer el Gobierno federal es tan importante, pues por un lado acaba de eliminar a la encargada (Elba Esther Gordillo) de uno de los factores clave más importante (los maestros) que tenemos en nuestro sistema comunitario.

Y, por otro lado, el Gobierno acaba de formalizar la reforma educativa que esperamos que pueda realmente marcar un antes y un después para el desarrollo educacional, económico, social y político de nuestro País.

Esta nueva estrategia del Gobierno federal es muy distinta a la que implantó el Presidente Salinas de Gortari con el famoso "quinazo", que sin duda consolidó la imagen del Mandatario, pero no originó cambios fundamentales en la operación y manejo de una de las empresas más importantes de nuestro País (Pemex), sólo ocurrió un cambio de liderazgo sindical.

Hubiera sido muy distinto si además del cambio del líder sindical hubiera ocurrido una reforma energética similar a la educativa que hoy se ha realizado.

¿Qué falta por hacer?

Pues sólo pasar del dicho al hecho, de la reforma en papel pasar a una reforma en la operación de nuestro sistema educativo.

Para eso se necesita poner gente capaz de hacer que las cosas sucedan, asignarles los recursos, la responsabilidad y la autoridad para que lo puedan realizar coordinadamente con las personas responsables de la educación en nuestro País, y no quitar el dedo del reglón hasta que la reforma sea una realidad.

Esto implica que efectivamente seamos capaces de crear un excelente sistema de servicio profesional docente que promueva y permita tener a los mejores profesores, supervisores y directores al frente de nuestra estructura educativa.

Implica que la evaluación magisterial no sea voluntaria, no sea pactable y que tenga consecuencias. Implica tener escuelas dignas y de tiempo completo; tener una red de información para saber con exactitud cuántas escuelas, alumnos, maestros y directores existen en nuestro sistema educativo. Implica tener una alimentación sana y digna en nuestras escuelas.

Sin duda la reforma es un buen inicio para tener un mejor sistema educativo en nuestro País

25 de febrero de 2013

El valor de la discreción.


Tu lengua es como tu caballo,
                            si le eres fiel, te será fiel,
                           si le fallas, te fallará”
                                                                                                                        Proverbio árabe –español.

Por: Antonieta B. de De Hoyos

Han pasado varias décadas y aun recuerdo la manera como me impactó este proverbio árabe-español, cuando lo leí por primera vez.  Para ese tiempo, me encontraba en plena madurez  y aunque no fue demasiado tarde, tuve que aceptar las miles de veces que actúe con torpeza por falta de experiencia y conocimientos. Me vino esto a la mente al escuchar las declaraciones comprometedoras, que un joven reportero dio a una televisora a nivel nacional, espacio donde declaró sus preferencias sexuales y su adicción a las drogas.

Yo me preguntó: ¿A quién le interesa su vida privada? ¿Por qué la necesidad de justificarse ante tal audiencia?, cientos de miles de televidentes ni siquiera sabíamos de su existencia, mucho menos de su sufrimiento interno causado por  sus debilidades humanas.

Aun no comprendo el ¿por qué? mucho menos el ¿para qué? ¿Acaso es imprescindible, que las personas en la sociedad moderna tengan que proclamar lo que debería ser privado? En años pasados familias enteras, conocidas o anónimas, se llevaban a la tumba sus errores y  vicios.

En muchas historias familiares, es frecuente recordar a algún pariente que de manera inesperada se iba de la casa, aquél del que jamás se volvió a saber nada. En múltiples ocasiones fueron mujeres guapas, atractivas, las que teniendo todas las cualidades para convertirse en esposas perfectas  y contar con una larga fila de pretendientes, decidían permanecer solteras.

Durante mi adolescencia, tuve la oportunidad de conocer  a varios hombres maduros amigos muy estimados por mis padres, personas correctas, elegantes, distinguidas, hasta de abolengo;  cuyos rasgos y movimientos eran poco varoniles. Uno fue soltero empedernido, otro casado y con familia, los dos con un alto nivel educativo, propios, reservados. Por esa discreción inquebrantable, aunque sus allegados sospechaban de sus preferencias, ninguno se atrevió a preguntarlo, ni siquiera a investigarlo.

La gente respetaba y se daba a respetar, había limites y esa gran sabiduría ancestral: “Nunca digas todo lo que sabes, ni hagas todos lo que puedas, ni creas todo lo que oyes, ni gastes todo lo que tienes, ni juzgues todo lo que ves. Porque: quien dice todo lo que sabe, hace todo lo que puede, cree todo lo que oye, gasta todo lo que tiene y juzga todo lo que ve...Un día dirá lo que no conviene, hará lo que no debe, creerá lo que no es, gastará lo que no tiene y juzgará lo que no entiende”. Inscripción en las ruinas de Persépolis.

6 de febrero de 2013

Justicia a la mexicana!


La justicia es justa aunque las victimas sufran.

No existe tiranía peor que la ejercida
 a la sombra de las leyes 
y con apariencias de justicia.”
Montesquieu

La justicia en Nuestra Patria ha pasado a ser una palabra más en el diccionario. Una palabra muerta y estéril en la vida.

Este 5 de febrero cumplió años  la Primera Constitución Social del mundo, Constitución donde el derecho al trabajo, a la educación y a la propiedad de la tierra  quedaron  estipulados por los diputados del Congreso Constituyente de 1917, 96 años que las leyes mexicanas son letra muerta.

La educación de calidad es solo para unos cuantos, los que pueden emigrar de la Patria o tienen la fortuna de vivir en zonas urbanas donde la escuela pública cuenta con la colaboración de los padres o para los que pueden pagar por tecnología educativa en el aula.

La propiedad de la tierra agrícola está supeditada a la propiedad privada del germoplasma del maíz o del frijol o a los costos que cobren intermediarios; y si es la propiedad de la vivienda, la vivienda de los obreros son apenas unos cuantos metros cuadrados donde se hacinan con sus familias.

El trabajo mal pagado obliga a la emigración. Desde campesinos hasta profesionistas que deben su educación a la riqueza generada por los trabajadores que los ven partir sin ninguna esperanza de que exista una ciencia o tecnología nacional que eleve la calidad de vida de la población entera.

La delincuencia de todo tipo señorea por el suelo patrio sin que el Estado de Derecho  sea ejercido por quienes tienen que hacerlo. Averiguaciones previas mal realizadas dejaron libre a una secuestradora porque su gobierno ejerció  su derecho de exigir justicia para ella y los mexicanos carecemos de un gobierno que pueda brindar justicia para esta tierra donde vivimos: desaparecid@s, asesinatos, tráfico de drogas y contrabando de todo lo que se pueda vender aunque ello hunda a la población en el caos. El dinero limpio o sucio es lo que importa.

¿Dónde quedo la justicia? ¿Dónde está el sueño de distribuir la riqueza de la Patria entre todos? ¿Dónde quedo el sueño que propuso que la única diferencia que debía existir entre un mexicano y otro era el MODO HONESTO de vivir?

La impotencia avanza con el año: secuestradoras liberadas, mujeres mexicanas violadas por las que nadie levanta la voz, a menos que el gobernante en turno salga en la foto publicitaria llorando implorando por una justicia que su ineptitud no puede garantizar a sus pueblos. Represores dirigiendo la Seguridad Interna: Murillo Karam que hace mofa en un lugar de trabajo que se convirtió en lugar donde encontraron la muerte 37 mexican@s.

La justicia divina está lejos de la civilidad, la justicia humana está en manos de la ciudadanía que sabe exigir el restablecimiento del Estado de Derecho. No podemos seguir callando, esperando que este año sea mejor con los brazos cruzados. Cada uno de nosotr@s tenemos la obligación de exigir justicia total y plena antes de que seamos víctimas de ella y nos victimicen las autoridades dejando impunes los delitos que están socavando nuestras esperanzas de una Patria que un día se sienta orgullosa de que sus hij@s han podido garantizar educación, trabajo y propiedad de la tierra para tod@s los que tuvimos la gloria de nacer en esta tierra mexicana.

Profra. Josefina Sánchez Ponce

5 de febrero de 2013

Las Guarderias

Por: Rosaura Barahona

Las guarderías son un tema polémico e inagotable. Al discutirlo debemos tomar en cuenta diversas perspectivas: lo económico, lo psicológico, lo educativo, lo laboral, lo social, lo político, lo religioso y lo personal.

"Guardería" como "Feminismo" son malas palabras para algunas personas o grupos sociales.

A muchas personas de la clase alta les parece una ignominia enviar a sus hijos a una guardería. Nunca han visitado ninguna, pero sólo cuentan historias de terror sobre ellas, jamás de generosidad y amor.

Sus hijos no van a guarderías, pero todos tienen nanas, sin ninguna preparación especial para cuidar niños, dedicadas a conocer y a convivir más con el niño que la propia mamá.

Los matrimonios en donde la esposa se queda en casa tampoco aceptan de buena gana las guarderías. Les parece horrible dejar a los niños tan chiquitos en una, pero muchas mamás los dejan con la muchacha que tampoco está preparada para educar niños y, además, limpia la casa, lava ropa y cocina. Ellas atienden su vida social y su belleza.

Es probable que las mamás usuarias de las guarderías convivan más tiempo con sus hijos que quienes las critican porque deben recoger al niño a determinada hora y de ahí en adelante se dedican a atenderlo (junto con el papá, esperemos).

Por supuesto, hay excepciones en todas las clases sociales, pero predomina la idea de que son peores mamás las que envían a sus hijos a las guarderías que quienes no lo hacen. Y eso es falso.

Las guarderías no son perfectas, pero bien organizadas y administradas generan muchos beneficios para los niños y para la sociedad. Los niños socializan y aprenden mientras sus padres pueden trabajar fuera de casa con tranquilidad porque están bien cuidados.

Las guarderías del IMSS son excelentes. Sin embargo, anunciaron que, a partir de hoy, prohibirán el cobro de horas extras a las guarderías subrogadas. El horario establecido por el IMSS es de 7:30 a 16:30. Muy pocas madres o padres podrán recoger a sus hijos a esa hora porque implicaría salir de su trabajo antes de las 16:00.

Los padres de familia se quejan de que el IMSS ignoró sus peticiones. Y aunque el delegado nunca los recibió, en la delegación dijeron a la representante de los padres afectados que no podían hacer nada y le recomendaron contratar un servicio particular o salirse de trabajar para tener tiempo de calidad con su hijo.

¿Es burla o estupidez? Quien eso dijo ignora que los padres con hijos en la guardería no pueden dejar de trabajar porque necesitan su sueldo para vivir y tampoco pueden contratar un servicio particular, ni pagar a quien se los cuide.

Eso de "sálgase de trabajar para tener calidad de vida con su hijo" sonó a lo que el Ministerio Público o el juez dicen a una mujer cuando denuncia al marido por violencia repetida: "Váyase a su casa, cocínele rico y quédese calladita porque así se ve más bonita".

(Soy pacifista, pero ante esos cretinos, surge mi instinto asesino).

En el año 2002, la escritora galesa Allison Pearson publicó la novela "I don't know how she does it: the life of Kate Reddy, working mother", que fue traducida como "La vida frenética de Kate".

El libro está incluido en la literatura del posfeminismo porque la protagonista no es una víctima, sino una mujer viviendo complicadísimas situaciones dramáticas o cómicas. Quienes lo vivimos sabemos que habla con la verdad.

Cuando se refiere a las mujeres que trabajamos fuera del hogar, dice: "Somos como la primera generación de inmigrantes. Te bajas del barco, bajas la vista, trabajas todo lo que puedes y de la mejor manera posible e ignoras a los nativos que te odian sólo porque eres y hueles diferente a ellos y porque, un día, podrás quitarles su puesto. Pero hay esperanzas. La vida no te alcanzará para ver que las cosas sean como deben, pero el sólo hecho de ocupar un espacio o de haber conseguido un baño para las mujeres facilitará un poco las cosas para quienes vienen detrás de ti".

Y añade: "¿Otra ley de equidad y de igualdad de oportunidades? Ninguna ha logrado cambiar las cosas porque sólo provocan que la misoginia se vuelva subterránea y avance por los intrincados laberintos del internet".

Aquí tenemos un ejemplo de ello.

Fuente: El Norte
Con autorizacion directa de la autora

1 de febrero de 2013

Amores Verdaderos

Por: Antonieta B. De De Hoyos

Era sábado al oscurecer, había tenido una semana difícil en cuanto a emociones. Asistir a dos funerales, acompañar a despedir a seres queridos, siempre impacta en el ánimo de las personas, por más fuerte que uno se haga.

Me recosté un poco antes de prepararme para dormir. En esos instantes sonó el timbre del teléfono, reconocí la voz, era la de una amiga muy querida por mí desde la adolescencia. Juntas vivimos la alegría del nacimiento de nuestros hijos, los vimos crecer e independizarse, recibimos nietos y superamos las vicisitudes del matrimonio y la vida familiar.

Sus ocupaciones y las mías nos distanciaron, pero dentro de nuestros corazones, seguía latente el gran amor fraterno que nos profesamos. Desafortunadamente su esposo en los últimos años, por causa de una enfermedad ha visto deteriorada su salud, y lo más triste del caso es que no existe ninguna esperanza de recuperación.

Me dio mucho gusto escuchar su voz con ese tono alegre y entusiasta que le caracteriza, después de los saludos convencionales, ahondamos en la situación tan crítica por la que pasa. No sabía cómo expresarle mi dolor, no encontraba por más que me esforzaba, las palabras correctas que la alentaran a seguir adelante, era tal mi desconcierto que no atendía lo que me decía. Fue en un instante en el que pude acallar mi conciencia y puse atención a sus palabras, que me di cuenta de mi pequeñez como ser humano.

Ella me hablaba de la presencia de Dios en su vida, obviamente con mayor fuerza en estos difíciles años. Describía la forma insistente como en su pesar, le había buscado y le había encontrado. En ningún momento expresó angustia ni desesperación, por el contrario agradecía a Dios la fortaleza infundada y le pedía, le suplicaba siguiera bendiciendo a su esposo y a ella para que juntos pudieran llegar hasta el final. Nada la detenía, porque se sabía amada por Dios.

Me contó que todo este tiempo ha estado leyendo la Biblia, acuden siempre que pueden a misa, con el infinito deseo de tomar la Eucaristía y encomendarse a Él. Le pregunté maravillada ¿cómo había hecho para llegar a ese extremo de plenitud y aceptación? y me contestó. “Primero le pedí a Dios me ayudara a olvidar todos los momentos amargos, las ofensas y demás experiencias mundanas que enturbiaran mi paz interior, pues solo de esa manera podría servir con amor a la persona, que desde hace treinta y siete años le había jurado amor y fidelidad”.

Fue una charla saturada de espiritualidad, en la que me narró con gran emoción unas cuantas de las muchas experiencias religiosas en las que Dios le ha acompañado. Nos despedimos, no sin antes ponernos de acuerdo para continuar nuestra conversación, necesitaba escucharla de nuevo.

Esa noche mi amiga me mostró lo que es el verdadero amor de pareja y lo relevante de contar con la presencia divina, en este arduo andar terreno.