9 de diciembre de 2012

REMINISCENCIAS DE UNA EPOCA PASADA




Evocando la ciudad de Mexico, mi ciudad natal en epocas decembrinas.

En mi ya muy lejana por cierto, niñez y adolescencia era un verdadero deleite cuando mi madre nos llevaba a mis hermanas y a mi, a los diferentes mercados, era como algo magico a nuestros infantiles ojos, el colorido de las piñatas primorosamente decoradas, casi siempre en forma de estrella, que  sabemos  simboliza los siete pecados capitales; el olor maravilloso de pinos naturales, las esferas, los farolitos de papel; esa mezcla deliciosa de los olores de las frutas, tejocotes, guayabas, limas, jicamas, cañas, naranjas, y claro los indispensables cacahuates y colaciones, confites, canelones, para el relleno de las canastitas, hechas de mimbre o de papel crepe.

En mi pacifico vecindario en aquel entonces, una señora maravillosa de una gran dulzura año con año y con gran devocion, instalaba en el patio de su casa un gran nacimiento, decorado con gran creatividad y lo mas apegado a lo que marca el suceso biblico, con infinidad de peregrinos, luces, escarcha y por supuesto en un fondo de heno y musgo. De la misma forma ponia mucho esmero en previamente preparar a los niños que participaban en la representacion de la pastorela.

Las posadas se celebraban como sigue siendo hasta la fecha del 16 al 24 (tristemente ahora se le da un sentido muy diferente) recordando el peregrinaje de la Virgen Maria y el señor San Jose de Nazareth a Belen, buscando un lugar donde alojarse para esperar el nacimiento del niño Jesus.
En cada una de ellas se pedia  posada; a todos los invitados se les entregaban sus velitas de colores y se entonaban letanias y villancicos y el dia 24, la ilusion era ver colgada la esperada piñata, en aquel entonces ollas autenticas de barro y rellenas de fruta y una vez que era quebrada abalanzarse para recoger la fruta y la obligada reparticion de las canastitas que hacian el deleite de los niños.

Otro encanto de esos dias era ir al centro de la ciudad para ver la hermosa iluminacion, que todavia se da por supuesto especialmente en el Paseo de la Reforma, la Alameda Central, la avenida Juarez, en el Zocalo, donde verdaderos artistas forman diferentes figuras navideñas y que decir de las deliciosas castañas asadas que nos ofrecian las vendedoras ambulantes sentadas en las banquetas con su anafre. No podia faltar el Santa Claus para tomar las fotos con los chiquillos.

El punto culminante era la cena, con el mismo menu que hasta la fecha sigue siendo el tradicional, los romeritos, el pescado bacalao que debia ser del mejor, el noruego que no tiene espinas, la ensalada de nochebuena, sin faltar el aromatico ponche y el rompope y si habia posibilidades los datiles, y turrones españoles. 

Hermosa epoca!!!………. afortunadamente todavia hay muchas personas que se apegan a estas celebraciones dandoles el verdadero sentido que tienen de religiosidad y reflexion.

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