22 de abril de 2012

Las abejas a punto de extinción.


Por: Antonieta B. de De Hoyos

Como sucede casi siempre, no le damos importancia a las cosas que poseemos hasta que alguien nos habla de ellas y de sus propiedades prodigiosas, lo digo porque jamás imaginé lo valioso que es para la salud el incluir en la alimentación diaria la miel de abeja en su estado puro. Cuando me  recomendaron que la tomara, no me agradó ni su sabor ni su textura, por eso para convencerme de hacerlo, tuve que leer un librito que compré hace ya tiempo y que estaba por ahí perdido en el estante, que se llama “La miel, polen y jalea real” de Lewis Mencken.

Lo que más me asombró de este insecto es su laboriosidad y organización dentro de la colmena, ya que gracias a ello podemos disfrutar de este  exquisito manjar, que nutre, cura y protege  órganos tan delicados como los ojos, los pulmones y el corazón contra la contaminación. Dentro de la tierra se encuentran todos los minerales que el cuerpo necesita en pequeñas dosis cada día, estos pasan a las plantas, y las abejas los toman de ellas para llevarlas a su colmena. La miel además de los minerales, tiene múltiples vitaminas que aseguran una vida saludable.

Se cree que el hombre de las cavernas no solo tomaba la miel sino se comía los panales, por algún tiempo se creyó que lo hacía por ignorancia y salvajismo, más no es así ya que en la actualidad se aconseja masticar panales para curar rebeldes enfermedades. Los científicos han descubierto que al alimentarse con miel de abeja los niños crecen más sanos, los adultos gozan de mejor salud y los ancianos  previenen  y curan los trastornos típicos de la vejez.

Son innumerables los beneficios que proporciona la miel a la humanidad mencionaré solo algunos: insomnio, intoxicación, nerviosismo, irritaciones de la piel, digestión, gripa, heridas,  cicatrizante. Enfermedades de la próstata, difteria, cistitis, cálculos renales. Afecciones de los ojos, del hígado, reumáticas, de los intestinos, cardíacas, de la garganta, de los riñones,  anemia, arterioesclerosis, y por si fuera poco es anti envejecimiento.
Las abejas son una bendición de Dios, al grado de que hasta este momento ningún científico ha logrado  en su laboratorio, un producto que iguale la calidad vitamínica y nutricional de la miel. La existencia de estos insectos es milagrosa, básicamente por su ardua tarea polinizadora, lo malo es que se estén extinguiendo, por culpa del estilo de vida bárbaro del hombre moderno. 

Los apicultores han lanzado una llamada de alerta a nivel mundial, para detener el uso de pesticidas que las aniquila, exigen disminuir la tala de árboles y desacelerar la urbanización que destruye las flores silvestres. Las abejas salen en busca del polen pero no pueden regresar, están desorientadas por las ondas de los teléfonos celulares, se mueren en el camino.

Cuentan que en una de sus conferencias Albert Einsten dijo: “Si las abejas desaparecen, el hombre no sobrevive más de cuatro días”... Espeluznante advertencia.

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