1 de febrero de 2012

El propósito que beneficiaría a todos.


Por: Antonieta B. de De Hoyos

Empieza el año y comenzamos la lista de buenos propósitos y como suele suceder más de la mitad no se realizan y los que nos proponemos a hacer, los dejamos a medias.

De todos modos el hecho de pensar en ellos, ya nos coloca en el sendero de la superación, es en ese intentar y en ese  lograr  aunque sea el mínimo, lo que mejora nuestra actitud ante la vida.

Pero algo sucedió en la temporada decembrina que trajo a mi corazón un poco de tristeza, y fue el enterarme de que en la ciudad de México, la gente no se encuentra bien por causa de la basura acumulada. Esta tragedia la provocó el cierre de uno de los enormes basureros citadinos, que reciben más de doce mil toneladas diarias de desechos. Al menos esa fue la razón por la que cientos de familias, optaron por sacar la basura de sus hogares y amontonarla en lotes baldíos,  o de plano dejarla en la vía pública. 

Yo estoy segura de que la mayoría de las amas de casa que están bien informadas están haciendo su tarea, es decir: reciclan, reparan y rehúsan lo más que pueden, pero sobre todo evitan desperdiciar alimentos. Reglas que probablemente se rompieron con motivo de las fiestas y reuniones navideñas y de fin de año, pero aun así calculo que hubo menos desperdicios orgánicos e inorgánicos, que en  épocas pasadas.

Lo que si representaría el mejor de los propósitos y nos beneficiaría a todos, es el luchar por detener de inmediato y penalizar con fuerte multa  económica, esa publicidad obsoleta e inútil que llega a los hogares por medio del correo o de mensajeros. Muchos son los folletos que difunden ofertas de supermercados, mueblerías, agencias automotrices; otras son las tarjetas de crédito de los bancos y tiendas departamentales; a esto agregamos catálogos completos de artículos tan innecesarios como inalcanzables: colección de joyas auténticas, residencias costosísimas, autos de súper lujo, novedosos aparatos electrónicos, juegos virtuales para niños etc. Por si esto fuera poco, llegan también las tarjetas de felicitación del gremio político en turno, gente que no conocemos ni nos conoce y que toma la información de directorios privados.

El colmo lo representa el insertar en el periódico local o distribuir  de manera particular una revista repleta de fotografías, donde se muestra al presidente municipal, gobernador, diputado o senador, realizando su labor anual en pro de la comunidad, actividades que no necesitan proclamarse ya que van incluidas en el compromiso contraído.

Por eso si no queremos que la basura nos invada, debemos unirnos todos: ciudadanos, políticos, gobernantes, comerciantes e iniciativa privada, en una campaña contra esta contaminación ambiental de papeles y tintas. Publicidad que no amerita la tala de un solo árbol, ni el papelerío que ensucia las calles, mucho menos el saturar prematuramente un relleno sanitario.

No hay comentarios: