4 de julio de 2010

Hacia lo nuevo

Colaboración Especial de: Rosaura Barahona


El sábado 26 en la sección del New York Times de EL NORTE aparecieron dos notas: "La masculinidad del futuro" y "Descuidan hijos por la tecnología". El lunes 28, Vida! trajo "Son tendencia los noviazgos a largo plazo".

Los tres textos hablan de los hombres del futuro. El primero se refiere a los hombres suecos que poco se identifican con los latinoamericanos: explica por qué Suecia obliga a los padres de familia (él y ella) a tomar sus permisos por maternidad y paternidad.

Suecia, con 9 millones de habitantes, tiene una cultura y una civilización muy diferentes a las nuestras. Los suecos tienen pocos hijos, de modo que el gobierno da estímulos de diversos tipos para alentar a las parejas jóvenes a tenerlos. ¡Imagínese si aquí se hiciera eso!

Uno de esos estímulos es el permiso de paternidad que la pareja puede tomar al mismo tiempo o alternándose para no descuidar ni su trabajo ni a su niño. Cuando se estableció como obligatorio, sólo el 6 por ciento de los padres lo tomaba. Pero al gobierno le interesaba y le interesa involucrarlos en el desarrollo de sus hijos, de manera que decidió sancionar a quien no lo tomara; el porcentaje aumentó al 80 por ciento.

Suecia no es el único sitio con este tipo de programas, aunque las condiciones y requisitos varían de un país a otro. Hace unos años, Tony Blair fue obligado a tomar su permiso por paternidad. Se resistía a hacerlo, pero le recordaron su juramento de respetar la ley y el entonces Primer Ministro se fue a su casa, por lo menos, a estar más cercano a su bebé durante las primeras semanas de su vida.

Todo eso es un reconocimiento claro y evidente de la necesidad urgente de volver significativa y relevante la figura y la calidez paternas en la vida de sus hijos y de su familia.

Al tener hijos nos convertimos en padres biológicos, pero ser padres o madres verdaderos exige construir una relación fuerte y positiva hacia los hijos, pero también hacia nosotros. Eso no es fácil de entender en un país como el nuestro, en donde muchas madres, muchos padres y muchas autoridades y funcionarios públicos siguen creyendo que educar a los hijos es cosa de viejas. Y lo es, pero también de viejos.

Por otro lado, la nota sobre el descuido de los padres se refiere a cómo la tecnología de los celulares, Blackberry, iPod y todo lo que usted guste se ha convertido en un factor de alejamiento personal. Quien los usa de manera constante se conecta con alguien lejano y se aleja de alguien cercano. Y esos seres cercanos, niños, hijos o adultos, están recibiendo un mensaje doloroso: "Ahorita te atiendo, pero esto es más importante que tú".

Hace poco le conté cómo llegó una pareja a desayunar a un restaurante; cada uno pidió su platillo y cada uno se puso a chatear y a textear incluso mientras comían. Después pidieron la cuenta, pagaron y se fueron. Me pregunté para qué irían juntos... pero de seguro los jóvenes tendrán una respuesta que a ellos les parecerá lógica. Yo no la tengo.

La tercera nota es la que habla sobre cómo se han alargado los noviazgos y se han atrasado las bodas entre muchos jóvenes de las nuevas generaciones. En lo personal, no me parece que sea negativo o que, necesariamente, deba de ser negativo.

Hace como 50 años, Romy Schneider y Alain Delon, que era la pareja soñada de entonces, anunciaron que vivirían juntos y se casarían sólo si comprobaban que podían convivir como un matrimonio común. No se casaron y el asunto fue un escándalo para "la moral en turno": nada justificaba tal desvergüenza.

El tiempo pasó y ahora la mayoría de las parejas tienen relaciones sexuales antes de casarse y muchas, si ven algo más serio en su futuro, viven juntas para saber si se adaptarán a la vida de pareja. A menudo, aunque lo logren, deciden seguir así y algunos se casan sólo cuando desean ser padres. Pero como muchos tampoco quieren tener hijos...

El mundo, la mujer, la tecnología, la economía y la escala de valores han cambiado. Nos guste o nos disguste hay nuevos hombres, mujeres e hijos. A ellos les toca replantear el nuevo significado de cada uno de esos roles y decidir qué harán para tratar de alcanzar su felicidad.

¿Queríamos a los líderes del futuro? Ya están aquí.

rosaurabster@gmail.com

Fuente: El Norte

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