16 de mayo de 2010

JÓVENES Y JUSTICIA. LA GENERACIÓN PÉRDIDA

Oh, and there we were all in one place,
A generation lost in space
With no time left to start again.
So come on: Jack be nimble, Jack be quick!
Jack Flash sat on a candlestick
Cause fire is the Devil's only friend.
Don McLean


El movimiento cultural y político de 1968 marcó a toda una generación. La que puso sus sueños en destruir un sistema autoritario que impedía toda manifestación de democracia o de cultura fuera del gobierno priista que se encontraba enquistado en todos los órganos del poder.

Casi 20 años después, en el 2000 el país creyó en si mismo y votó al PRI del gobierno Federal.
Pero el cambio se frenó. La corrupción había socavado a toda nuestra legislación.

El problema mas grave que gestó esa corrupción fue la proliferación de la delincuencia, primero el robo y secuestros proyectados desde dentro de las mismas corporaciones policiacas, después, el cáncer social que ha minando la confianza del pueblo en sus instituciones de seguridad: EL NARCOTRÁFICO y la socialización del “narco”: la riqueza, el poder, la fama.

Con la complicidad de las autoridades corruptas de los Estados Unidos, que también se enriquecieron con el extenso mercado que ellos proveen, desde México fluyeron toneladas de enervantes a la Unión Americana, dejando en este suelo millones de dólares que sirvieron para gestar las leyendas negras de Los Chapos o de los Netos o los Carrillo Fuentes que se volvieron ejemplos a seguir por los jóvenes que fueron arrojados al mundo sin ninguna oportunidad de acceder a la riqueza por la vía del trabajo.

Mas de 70 años de priismo ha dejado gravado en las mentes de que el “que no tranza, no avanza”

Delincuentes se encumbraron en el poder político de México, desde jefes policiacos hasta gobernadores.

Los jóvenes aprendieron bien la lección, para el 2007, mas del 20% de nuestros jóvenes ni estudiaban ni trabajaban y en ese mismo año, (datos de INEGI) mas de la mitad de los reclusos eran menores de 30 años.
3 años después, la situación no ha cambiado, al contrario, la desesperación y la angustia de no encontrar respuesta en las instituciones del Estado ni la posibilidad de acceder a empleos bien pagados, sigue llevando a los jóvenes a seguir buscando trascender por la vía de la violencia.

Es verdad que muchos eligen el estudio aunque su futuro laboral sea incierto, pero otros están optando por la corrupción generada en los Partidos Políticos donde lo único que se requiere es saber gritar e imponer y por supuesto: callar. O ingresar como gatilleros, burros, espías, simple carne de cañón del narco.

Estas son las alternativas reales que vislumbran en lo inmediato para que se sientan por un momento tocados por la gracia del poder, la riqueza, la fama.

Y pagan el precio hasta con orgullo: una vida truncada. Antes de cumplir 30 años, la cárcel o la tumba valen la pena para sentir que son tomados en cuenta por la sociedad, dejaron de ser anónimos.

Nuestra frontera es claro ejemplo de este fenómeno. Día con día nos amanecemos con noticias de jóvenes que inician o se reintegran a las estadísticas de la delincuencia.

Y en el colmo de la angustia y desesperación, la vida perdida de Sergio Alberto Gutiérrez Rodríguez, un adolescente como muchos otros de nuestros hijos, miembro de una familia que trabajó para darle la única herencia que podemos dejar los pobres de esta patria: la educación.

Un adolescente que eligió seguir el espejismo del poder vía PRI y que dejó en ese espejismo su vida, su juventud, su fe, su libertad, mientras que Mauro Ornelas, disciplinado a la corrupción, sigue enganchando jóvenes en el Instituto Estatal del Empleo.

Ninguna oportunidad tuvo Sergio.

Una defensa cuestionable y un proceso amañado lo llevaron antes de cumplir la mayoría de edad a la cárcel. Y ya sabemos, las cárceles en México son las “universidades” de la delincuencia, hacinados. Peleando por un espacio y por mantenerse vivos.

Y en libertad, tampoco tuvo acceso al trabajo. Ni él ni nadie que haya pisado la cárcel (al menos que un Partido Político los proteja con el manto de la impunidad).

La cárcel estigmatiza y hunde en la discriminación perpetua

La sociedad debe estar de luto por otra alma asesinada que mora en un cuerpo que se pierde en las cifras de los reos juzgados y encarcelados en las cárceles de esta patria que llora a los jóvenes que ya perdieron la esperanza.



Profra. Josefina Sánchez Ponce

3 comentarios:

Unknown dijo...

Profe, como ha estado? Me da tristeza el contenido de su blog. Cierto lo que menciona pues estas limitaciones y obstaculos fueron la principal razon por la que me vi obligado a dejar mi pais y "cruzar el charco".

Pero al mismo tiempo me alegra enterarme que aun puedo seguir aprendiendo de la mejor maestra que he tenido, por medio de este blog.

Muchos saludos.

Francisco "Paco" Alanis, generacion 1995.

Anónimo dijo...

El caso de el muchacho al que se refiere, Sergio, tiene varias lecturas.

Muchas de ellas conducen a la convicción de que el asunto pudo tener un manejo más favorable para él y para su futuro.

Inegablemente él también fue víctima de algo y de alguien, y sin embargo fue el conjunto de decisiones que por sí mismo fue tomando ante diversos eventos críticos lo que lo condujo a la situación en que se encuentra actualmente.

Al final, al menos hasta ahora hay 2 vidas perdidas, una que por estar perdida definitivamente ya no amerita otro propósito sino el de respetar la dignidad de los ya muertos; y una más, la de Sergio, que duele porque es una vida joven que se condena a lo peor que tiene este país en una edad productiva, de modo que como sociedad estamos perdiendo en vida a un joven que, en principio, tendría cualidades para aportar algo o mucho a favor de su familia o de sí mismo.

Desconozco cuál sea la situación jurídica del muchacho y si a estas alturas ha agotado ya todos los recursos jurídicos de los que habría podido echar mano. De ser así, lo único que queda es desearle a ese joven que salga de prisión lo menos dañado posible.

Para nosotros, como sociedad, nos queda una dura lección: debemos orientar mejor a los jóvenes, lo suficientemente bien para tomar las decisiones más convenientes en momentos críticos; de lo contrario, los estaremos mandando a enfrentar un mundo predador y hostil completamente indefensos.

Le envío un respetuoso saludo.

Anónimo dijo...

Hola! apenas leo esto y me da mucha tristeza, porque la situación de Sergio cada vez es más complicada... personas de poder $$$ controlan la situación, haciendo nulas las posibilidades de triunfar en un juicio por su libertad. Es infame que los responsables vivan tranquilos, libres y sigan haciendo maldades, mientras que este jóven sin culpa alguna, purgue una larga sentencia. Ojalá que exista alguna manera de darle seguimiento al caso y lograr demostrar su inocencia.