2 de octubre de 2012

Personas con carácter, o intransigentes.


Por: Antonieta B. de De Hoyos

Hace unos días por la mañana, mientras escuchaba el noticiero acostumbrado, llamó mi atención una noticia. Los conductores hablaban de la polémica que provocó, la aplicación de la ley anti fumadores en todos los espacios cerrados de la ciudad.  Se hizo la aclaración de que esta ley estaba vigente desde años anteriores, pero que hasta ahora se  ejercería con todo el rigor y sin distinciones. 

Pero ahí no queda todo, el problema es que las personas que más se niegan a obedecer son las mujeres, que en la actualidad representan el mayor porcentaje de fumadores.

En este siglo XXI, en la era de la comunicación, es inaceptable que después de tanta información relacionada con el daño que causa el tabaco, aun se siga fumando; pero sobre todo después de conocer los resultados de las arduas investigaciones que científicos de prestigio realizan alrededor del mundo, en las que se advierte que el mal causado es irreversible y que en el organismo femenino se multiplican las consecuencias.

Aquí es donde no encuentro las palabras adecuadas, para dar nombre a esta actitud autodestructiva. Haciendo un balance y  regresándonos a la infancia nos daremos cuenta que durante esos años de desarrollo tan importante, los padres pasaron por alto la educación en la virtud de la voluntad,  esencia del carácter que más tarde lleva al adulto al éxito o al fracaso.
El informante hizo referencia al fuerte “carácter” de estas mujeres adictas a la nicotina, que se negaban contundentemente a dejar de fumar dentro de los recintos, alegando sus derechos y placeres personales.

Aquí fue donde me hice la pregunta: ¿carácter o intransigencia?

El carácter se ve fuertemente influido por el ambiente, la cultura, la educación, el entorno social y familiar, el núcleo de amistades o de trabajo, etc. Uno de los factores esenciales del carácter es la voluntad unida al temple, como la expresión del autodominio sobre los propios comportamientos, decisiones en las que se ejerce la libertad, pero condicionadas por el deber, la responsabilidad, y el respeto a límites sociales o morales.

La intransigencia: Es un sinónimo de necedad. Es equivalente a decir que alguien no permite el ingreso de ideas, que modifiquen o rebatan las propias. Alguien que no considera que el otro pueda tener razón y pretenda ganar la discusión aferrándose irracionalmente a su ideología, significa que no se cede para acabar con una diferencia o discusión.

Lo que si queda claro es que toda adicción lleva a la intransigencia, y que se cae en ella precisamente por no haber aprendido a ejercer como es debido, la voluntad desde los primeros años.

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