18 de septiembre de 2012

La Paz Interior nos conduce a la paz mundial.


Por: Antonieta B. de De Hoyos

El viernes 21 de septiembre, se celebra el Día internacional de la paz mundial. Ese día se exhorta a  las naciones que están en guerra: cesen el fuego, dejen de lado las hostilidades y se dediquen a promover la paz a través de actividades escolares  y gubernamentales.
 
Desafortunadamente dichos esfuerzos no han dado fruto, al menos no el que se esperaba ya que en la actualidad, son muchos los países que se enfrentan en sangrientas guerras por motivos políticos, económicos o idealistas, mientras otros tantos por las mismas causas, sufren guerras civiles dentro de sus territorios. Los habitantes del mundo ansiamos vivir en armonía, en las grandes y pequeñas ciudades, se escucha el grito suplicante de todos, pidiendo una tregua ante tanta agresión y destrucción.
   
Sabemos muy bien que la paz social solo la obtendremos, cuando cada persona conozca y viva su paz interior, ya que el bienestar emocional y espiritual se presenta, cuando nos desconectamos de los pensamientos inquietantes y perturbadores, inútiles y amenazantes.
 
La paz individual, es el sentimiento que disfrutamos cuando nos liberamos del sufrimiento, de las preocupaciones, del dolor, el estrés, el miedo y empezamos a gozar de las maravillas que nos ofrece la vida. 

Solo alcanzaremos la paz cuando nos apartemos mental, emocional y físicamente de las tragedias mundanas, de los conflictos, de las tentaciones y ambiciones desmedidas, de todo aquello que creemos debemos decir, hacer, defender o poseer,  porque otros lo ordenan.

Para encontrar la paz y compartirla, necesitamos demoler los obstáculos personales que nos esclavizan, como lo son el miedo al futuro y las lamentaciones sobre el pasado.

El mundo se llenará de paz cuando en los hogares evitemos la envidia, no hagamos caso al qué dirán y dejemos de practicar la impaciencia, la terquedad y la ignorancia. Si queremos un mundo de paz, necesitamos destinar un rato cada día a la meditación, a pensar muy bien  cada paso que damos, a estar consientes del daño que hacemos y que nos hacemos.

La oración meditada es el mejor remedio para las enfermedades del estrés y la ansiedad, males que nos consumen e incitan a la violencia. 

Para que nuestros conflictos interiores no sean eternos, debemos aprender a vivir en positivo y a jerarquizar las tareas, obligaciones y compromisos de la vida cotidiana. Nos sentimos cansados, nuestra voluntad se quebranta, caemos en la desesperación y en la violencia.

La Paz Interior es la energía que puede curarnos de manera individual y colectiva, es la única que puede sanar al mundo. Busquemos la libertad de pensamiento para nuestro bien y el de los demás.

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