4 de octubre de 2010

¿Bajar Impuestos?



Desde Acá…

¿Por qué bajar impuestos?

lic. chávez y pacho


“La primera tributación en México, aparece en el Códice Azteccon el Rey Azcapotzalco”

El tema impositivo es verdaderamente perturbador y por desgracia, el cuerpo legislativo tanto en la Cámara alta como en la baja, no ha dado muestra de un verdadero conocimiento de la materia y lo que es peor aún, es que los responsables encargados, tanto en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, como del Banco de México, no parecen proyectar acciones certeras y firmes de lo que se pretende obtener, es decir, andan dando bandazos a ver si de casualidad le atinan.

En realidad, no han dado pie con bola, es decir, no han sabido marcar el derrotero por donde debe transitar la recaudación fiscal, que brinde no solo certidumbre a los causantes, sino que sea capaz de promover la inversión en todos sentidos, con un enfoque hacia la productividad, generador de empleo y riqueza, y al mismo tiempo ser capaz de promover el bienestar social.

Bajo esta perspectiva y según los comentarios de la autoridad hacendaria de este país, consideran que el principal obstáculo de la recaudación fiscal, es la tan traída y llevada economía informal, es decir, la que no paga impuestos pero si promueve la piratería, el desorden y el contrabando a todo vuelo. Desde el punto de vista de esta columna, el tema debería tener un enfoque legalizador, que incremente la base de causantes a través de un novedoso sistema, que implique de entrada, reducir las tasas impositivas, o sea, “bajar impuestos”, que promuevan el desarrollo, la educación, la investigación, la inventiva, innovación y tecnología, que hoy parecen no estar contemplados en los planes fiscalizadores.

Con lo anterior queremos decir, que a medida que se continúen incrementando las tasas impositivas, por lo menos en esa misma proporción, se proseguirá a seguir expulsando a causantes legales, para que pasen a incrementar las filas de los ilegales o informales, ya que con las cargas que se pretenden mantener y en algunos casos incrementar, a las micro, pequeñas y medianas empresas, no les queda más remedio que pasar a la informalidad, o en todo caso, buscar alternativas de evasión.

En estas condiciones, el cuerpo legislativo pretende moverse por los caminos más complicados… cuando las estrategias deberían de tener un rumbo hacia acciones simples, practicas, claras y de fácil manejo, lo que sin duda brindaría certidumbre, transparencia, seguridad y por ende, la posibilidad de poder ampliar la base recaudadora. Solo por mencionar una cifra, diremos que actualmente están legalmente registradas en México, aproximadamente cinco millones, 144 mil empresas, de las cuales, cuatro millones 794 mil son micro, pequeñas y medianas empresas, que entre otros aspectos, generan el 73% de los empleos formales y aportan aproximadamente el 52% del PIB.

Con la propuesta de bajar impuestos, bien se podría pensar en incorporar a la economía formal a poco más de cinco millones de micro y pequeñas empresas, que hoy se refugian en la informalidad.

En esta colaboración, Desde Acá… no considera que bajo el esquema fiscal actual, la recaudación se vea incrementada, lejos al contrario, creemos que se corre el riesgo de elevar la evasión y desde luego, no ver aumentada la recaudación, por esto, se clasifica a México, como el país Latinoamericano con los niveles más pobres de recaudación fiscal, solo el 10% del PIB, claro que en una economía maltrecha, injuriada, inequitativa y brutalmente enviciada como la nuestra, se ve muy difícil mejorar las condiciones recaudatorias.

Pero se ha preguntado ¿Que le podría suceder a la estropeada economía mexicana con la baja de impuestos?, aunque le parezca increíble, se da la posibilidad de mejorar en todos los ordenes. Pues bien, esto podría significar la mejor opción para incentivar a nuestra economía al crear un verdadero circulo virtuoso de riqueza, ya que con la baja de impuestos se le otorgaría al consumidor una mayor capacidad de demanda real, que a su vez impulsaría la producción de todos los bienes y servicios, o sea, el crecimiento de la economía medida en términos del PIB. Por otro lado, sería una extraordinaria invitación a la inversión extranjera y por supuesto nacional, que sin duda acrecentaría la economía formal y por ende la base tributadora acciones que de inmediato se traducirían en generación de empleo y por lo tanto, en desarrollo y creación de riqueza.

No le tengamos miedo a los cambios trascendentales que hoy requiere nuestro sistema económico. Si el principal enemigo a vencer es precisamente la desconfianza, el desempleo y la necesidad de crear riqueza. Señores legisladores, por favor enfrenten con toda dignidad y vergüenza la alternativa paradigmática, que podría impulsar y no castigar más, al muy abatido causante tradicional.

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