14 de febrero de 2010

San Valentín primero en familia.


Por: Antonieta B. de De Hoyos
El verdadero amor se aprende en el hogar, es la gran escuela del amor y representa la casa de Dios Padre, el lugar de dónde venimos todos y al cual anhelamos llegar, para ser admitidos con amor y seguridad.

Hablar del amor hoy es más difícil, la gente ha perdido su esencia y sentido, la comercialización le ha destruido. Nuestra sociedad es cada vez más fría e impersonal, la inseguridad hace que nos encerremos y estemos prevenidos con el otro. El avance en la tecnología nos ofrece una mayor posibilidad de conexión con el resto del mundo de manera inmediata, pero superficial e insegura.

La soledad, la angustia y la neurosis son enfermedades de moda, los niños y jóvenes lloran por el verdadero amor, protección y valoración; experiencia de amor que debe vivirse en un único lugar: el hogar. El ser humano necesita de personas que lo amen pero también amar, le urge un hogar que le represente a esos seres queridos, a quienes les abre su corazón y lo oyen cuando está lejos, ese espacio espiritual de encuentro y de descanso.

Un hogar de amor, es aquel al que se añora llegar con alegría al final de cada jornada de trabajo y, aunque de pocos recursos debe haber en él: orden, limpieza, cuidado en los detalles que demuestren preocupación por que todo luzca agradable. Para que haya verdadero amor en el hogar se debe cuidar el trato entre cada uno de los miembros, el respeto es la primera condición; la grosería, los insultos son chispa para la violencia y dan paso al rencor, al resentimiento y a que los hijos, busquen otras alternativas como las sectas, pandillas y grupos de dudoso comportamiento.

Un hogar en el amor no es un hotel a donde se llega a dormir, a comer y todos son extraños, por el contrario es un lugar de servicio, amabilidad y preocupación por el otro, estas son las semillas para la generosidad, la tolerancia y la caridad que identifican al verdadero amor, y que impiden se filtre el egoísmo, condición en la que cada uno busca su propio beneficio, pasando por encima de quien sea.

El dialogo es básico porque expresa el grado de interés de todos por todos, y siembra confianza, acogimiento, apoyo y amor. La autoridad debe ser ejercida con amor. La unidad familiar depende de la disciplina en horarios de llegada, cumplimiento de deberes, tareas y responsabilidades dentro de la casa. Los padres deben dar el ejemplo del estilo de vida que quieren para ese hogar, basta medir el nivel de alegría que reina en él para saber si lo van logrando.

Un hogar de AMOR debe estar consagrado a Dios. Su presencia debe notarse en el ambiente. Fomente en su hogar la conciencia de Dios-Amor y Él se encargará de que todos los miembros de su hogar salgan a la sociedad a dar amor, no solo por este día, sino durante toda su existencia.

1 comentario:

V. Javier Zacarías G. dijo...

Excelente y oportuno articulo Antonieta!