Por: Antonieta B. de De Hoyos
Cuando
me lo dijeron, no lo pude creer. Se trata de un automóvil circulando
por la ciudad, con el dibujo de un condón en su carrocería, preparado
para regalar condones a todos los varones que lo soliciten. Lo que no me informaron,
es si es de uno en uno, o por docena, imagino que va de acuerdo a la demanda.
Para
salir de dudas sobre la raíz de tan monumental idea, llamé al Centro de Salud
local y fue ahí donde me confirmaron, que se trataba de una propuesta activada
por el Sr. Gobernador y la Secretaria de Salubridad y Asistencia del Estado.
¿Será que con esta nueva disposición, ahora si sonreirá Coahuila? Lo esencial
es saber si la sociedad estuvo de acuerdo con esta disposición y la fecha en
que este proyecto fue aprobado por las autoridades competentes.
Investigando
sobre esta novedosa (?) campaña, me encontré un reportaje periodístico fechado
hace varios años, que narra la experiencia vivida en el continente Africano,
relacionada precisamente con la distribución gratuita de condones. En ese país
durante la década pasada, fueron también regalados miles de condones, con el
fin de disminuir aunque fuera un poco la copiosa natalidad y el mortal contagio
de SIDA.
Para
infortunio de las autoridades sanitarias esta acción social no funcionó, la
epidemia y la natalidad siguió su curso. Fue ahí, cuando se dieron cuenta de su
fracaso, que se le dio marcha atrás al programa. No quedaba de otra, había
que regresar a la educación en las virtudes
humanas; urgía retomar la conducta ancestral de la castidad, fortalecer con
mayor firmeza la educación tradicional y las buenas costumbres en los hogares.
Por supuesto que para lograrlo iba a ser necesario contar con el apoyo de los
adultos, los que con su ejemplo y sus sabios consejos encauzarían las
inquietudes propias de la vida sexual, en los inexpertos.
Estaban
consientes de que su tarea sería ardua y prolongada, pero sabían que solo de
esa manera lograrían el éxito deseado. Tenían que arriesgarse, ya no les
quedaban lágrimas para llorar a sus difuntos, enfermedad que no respeta edad ni
sexo. Gracias a Dios, sucedió lo esperado. Poco a poco la salud en esas
regiones se ha ido mejorando y la práctica sexual dignificándose.
En
Coahuila, sabemos que para conservar la salud es imprescindible la prevención,
obviamente unida a la información masiva, el condón por sí solo no es el
remedio. Obsequiarlos en grandes cantidades a diestra y siniestra, pone en
entredicho la calidad del producto y el conocimiento impartido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario