19 de julio de 2012

Las Consagradas...

Por: Rosaura Barahona


Quienes estamos en el campo de la educación nos enfrentamos a un difícil desafío desde que dejó de haber un solo paradigma educativo. La tecnología, la economía, la globalización, las culturas indígenas, el cambiante concepto de mujer y hombre actuales y las guarderías, entre otras cosas, volvieron obsoleto el modelo imperante por siglos.

Antes los papás, los maestros y los adultos sabían y los niños callábamos, aprendíamos y obedecíamos. Si fallábamos en alguna de esas cosas las consecuencias tomaban formas hoy alarmantes: nalgadas, estirones de orejas o de patillas, reglazos, coscorrones, pellizcos, acostarse sin cenar, cintarazos, orejas de burro y cosas similares.

Hoy todo ha cambiado mucho: ya no sólo los papás, los maestros y los adultos saben, sino también los niños (en ciertos campos más que nosotros), y ya no callan ni obedecen con tanta facilidad como lo hacíamos antes. Respecto al aprendizaje, aprenden por y en todos lados, de modo que al llegar al aula ya traen una carga de conocimientos considerable.

Por eso, entre otras cosas, el constructivismo antes de imponer una lección a los niños, parte de los conocimientos que los chicos tengan sobre el tema. Y los buenos maestros toman en cuenta esa información y la aprovechan para modificar los contenidos y diseñar las estrategias de aprendizaje que puedan dar mejores resultados.

Hoy ya no hay un solo paradigma educativo, sino muchos; algunos de ellos anclados en el pasado para generar personas obedientes y sumisas dedicadas a acatar, siempre, lo ordenado por sus superiores. Jamás se les enseña a desarrollar una forma de pensamiento crítico propio, ni a cuestionar o cuestionarse, ni a ser capaces de decidir por su cuenta o de tomar decisiones cuyos riesgos deberán asumir.

Créame: no hay cosa más bella que ver desarrollarse a los jóvenes y comprobar cómo cada uno va definiendo su jerarquía de valores, plantea sus cuestionamientos, esboza sus planes de vida y se arriesga a decidir ante diversas alternativas.

Un maestro, un padre o un adulto jamás debe decir a los niños o jóvenes qué pensar y, menos, qué hacer. Se les puede ayudar a aclarar sus pensamientos y acompañarlos en sus decisiones, pero hasta ahí. Por eso debería haber una ley que castigara a los padres que obligan a sus hijos a estudiar su propia profesión para "conservar la tradición familiar".

Atentar contra la libertad personal de un niño o de un joven en formación es criminal (y no es metáfora). Se mata un espíritu y se condena a alguien a vivir sin vivir, a pasar por la vida con una máscara ajena que le fue diseñada para lucirla fuera de su cárcel, de acuerdo con la conveniencia de sus carceleros.

¿Por qué no se rebelan? Algunos lo hacen; los y las demás no saben cómo hacerlo porque han sembrado el miedo en ellos y no pueden caminar solos ni denunciar algo. Si desobedecen, las amenazas infernales cuelgan sobre ellos como espada de Damocles.

Antier el periódico trajo una nota tan dolorosa como terrible sobre todo esto: un grupo de mujeres revelaron el maltrato psicológico y los abusos sufridos durante su permanencia en los colegios de novicias de los Legionarios de Cristo.

Un grupo de 77 personas firmaron una carta dirigida al Vaticano en la cual piden cerrar el programa de Consagradas porque el maltrato psicológico recibido ahí provocó muchos casos de depresión, migrañas, anorexia y pensamientos suicidas.

Para fundamentar su petición acusan a los consejeros de una escuela en Rhode Island de haberles faltado al respeto, además de manipulado y engañado. Muchas debieron someterse a terapias costosas (pagadas por ellas, claro).

The Associated Press distribuyó la carta y entrevistó a 12 de las firmantes. Ellas accedieron no sólo para contar algunas de sus circunstancias personales, sino para pedir a los padres de familia que ya no envíen a sus hijos a colegios de Legionarios ni en Estados Unidos ni en México, ni en España.

La actual directora del colegio se disculpó y aseguró que los abusos han sido corregidos. ¿Y los espíritus muertos, cómo los corregirán?

Ojalá los Legionarios entendieran, algún día, que al explotar y aniquilar a las mujeres y abusar de los niños y jóvenes crucifican de nuevo a Cristo.

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