13 de mayo de 2012

Creímos ganar y perdimos.


Por: Antonieta B de De Hoyos

Me he pasado años tratando de descifrar los tan difundidos logros de la liberación femenina. Desde mi madurez hasta la edad adulta (espero equivocarme), he tenido la impresión de que en ésta lucha se perdió más que ganar. A lo mejor el método empleado no fue el correcto ó, se exageraron las reglas pero, si alguna duda me quedaba, desapareció después de escuchar a la “Edecan” en una sencilla y corta entrevista televisiva que le hicieron.

A mí no me preocupa el aspecto físico de la  Sra. sino su presencia moral en cuanto a lo que representa como prototipo de la mujer latina en pleno siglo XXI; argentina de origen deja muy en claro su influencia feminista.  

Estoy segura de que las pioneras del movimiento que indico, jamás imaginaron que sus ideales iban a ser de tal modo tergiversados; ellas querían la emancipación, el empoderamiento, dar fuerza a la mujer para que rompiera con ese esquema de sumisión y oprobio, a la que había sido sometida  por el varón desde tiempo inmemorial en todas las clases sociales.
  
Por lo que veo hemos regresado al viejo patrón, con la única diferencia de que ahora se hace por consentimiento propio y por las ganancias que se obtienen en lo económico, social y laboral.

Escuché la entrevista y me sorprendió la serenidad de la modelo, cuando la entrevistadora hizo alusión a su trayectoria profesional y a la cantidad de insultos que estaba recibiendo por internet  y demás medios de comunicación. Sin inmutarse aceptó lo vivido con satisfacción y hasta con orgullo, en ningún momento su rostro denotó pena o tristeza.

Pero que podemos exigir, si esta criatura es producto de la mercadotecnia de la década de los ochentas, tiempo en el que este movimiento femenino se salió de las manos y se encaminó a la decadencia. Muchas mujeres  no solo no han podido romper las ataduras con su pasado, sino que han vuelto a él, pero ahora con hijos y sin pareja estable. ¡Eso sí, por decisión propia, nunca más  por imposición!

Este milenio ha sido pronosticado como la era de la meditación, de la reflexión, de cambio de conciencia y conducta ciudadana; noble actitud que ya se siente en el ambiente. Los jóvenes y los  adultos se han dado cuenta de que hay que virar el rumbo.

 Afortunadamente los valores femeninos van a la alza, la cirugía plástica y lo superficial va quedando atrás, hoy  aspiramos a vivir de nuevo lo genuino, lo que nos conduzca a la verdad, a la belleza, al amor y a… ¡Dios!

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