Por: Antonieta B de De Hoyos
Me
he pasado años tratando de descifrar los tan difundidos logros de la liberación
femenina. Desde mi madurez hasta la edad adulta (espero equivocarme), he tenido
la impresión de que en ésta lucha se perdió más que ganar. A lo mejor el método
empleado no fue el correcto ó, se exageraron las reglas pero, si alguna duda me
quedaba, desapareció después de escuchar a la “Edecan” en una sencilla y corta
entrevista televisiva que le hicieron.
A
mí no me preocupa el aspecto físico de la
Sra. sino su presencia moral en cuanto a lo que representa como
prototipo de la mujer latina en pleno siglo XXI; argentina de origen deja muy
en claro su influencia feminista.
Estoy
segura de que las pioneras del movimiento que indico, jamás imaginaron que sus
ideales iban a ser de tal modo tergiversados; ellas querían la emancipación, el
empoderamiento, dar fuerza a la mujer para que rompiera con ese esquema de
sumisión y oprobio, a la que había sido sometida por el varón desde tiempo inmemorial en todas
las clases sociales.
Por
lo que veo hemos regresado al viejo patrón, con la única diferencia de que ahora
se hace por consentimiento propio y por las ganancias que se obtienen en lo
económico, social y laboral.
Escuché
la entrevista y me sorprendió la serenidad de la modelo, cuando la
entrevistadora hizo alusión a su trayectoria profesional y a la cantidad de
insultos que estaba recibiendo por internet y demás medios de comunicación. Sin inmutarse
aceptó lo vivido con satisfacción y hasta con orgullo, en ningún momento su rostro
denotó pena o tristeza.
Pero
que podemos exigir, si esta criatura es producto de la mercadotecnia de la
década de los ochentas, tiempo en el que este movimiento femenino se salió de
las manos y se encaminó a la decadencia. Muchas mujeres no solo no han podido romper las ataduras con
su pasado, sino que han vuelto a él, pero ahora con hijos y sin pareja estable.
¡Eso sí, por decisión propia, nunca más por imposición!
Este
milenio ha sido pronosticado como la era de la meditación, de la reflexión, de
cambio de conciencia y conducta ciudadana; noble actitud que ya se siente en el
ambiente. Los jóvenes y los adultos se
han dado cuenta de que hay que virar el rumbo.
Afortunadamente los valores femeninos van a la alza, la cirugía plástica y lo superficial va quedando atrás, hoy aspiramos a vivir de nuevo lo genuino, lo que nos conduzca a la verdad, a la belleza, al amor y a… ¡Dios!
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