Por: Ramón de la Peña Manrique
En todos los medios de comunicación han
aparecido, al paso del tiempo, menciones negativas de los partidos políticos en
contra de los contrincantes de sus candidatos, destacando supuestos errores,
desaciertos, ineptitudes, mentiras, derroches y malversación de fondos.
Lo mismo pasó en el debate entre los cuatro
candidatos a la Presidencia. Quitando a Gabriel Quadri, el resto se la pasó la
mitad del tiempo haciendo menciones negativas de Enrique Peña Nieto, y éste
respondiendo o defendiéndose de las críticas recibidas.
Quitando la aparición, visualmente impactante, por
cerca de 20 segundos de la modelo Julia Orayen, y los comentarios muy acertados
de Quadri, el debate me pareció poco relevante y útil para tomar una decisión
con respecto a por qué candidato votar en julio.
Yo le propongo, estimado lector, dos caminos para
ser críticos con respecto a los candidatos que nos están pidiendo que votemos
por ellos.
El primer camino es ver hacia atrás y evaluar la
tarea de las personas que han estado al frente de alguna responsabilidad
pública en nuestro País.
En México hemos tenido Alcaldes del PRI, PAN y del
PRD. Hemos tenido Gobernadores de esos tres partidos. Y hemos tenido
Presidentes de la República del PRI y del PAN. ¿Cuál sería entonces su
evaluación de los partidos políticos que han logrado tener candidatos electos y
que han fungido como responsables de la tarea de gobernar en diversos
municipios, estados o en la Federación?
Al hacer esta pregunta a un buen grupo de amigos y
académicos, la gran mayoría me ha respondido que no tienen una clara decisión o
postura sobre cuál partido ha hecho un mejor papel, y que todos los partidos
han tenido buenos y malos gobernantes.
En realidad, me dicen, los buenos o malos
resultados han dependido de la persona, de su comportamiento, de su liderazgo,
de su visión de cambio, de su poder de convencimiento, pero sobre todo del
equipo de trabajo que él conforma, para aterrizar en acciones concretas los
planes y programas que ha propuesto en el plan de desarrollo que tiene la
obligación de presentar ante el Cabildo o ante la Cámara de Diputados estatal o
federal.
Lo que me conduce al segundo camino para hacer una
evaluación crítica que nos permita tomar una decisión de por quién votar en las
próximas elecciones.
Evaluemos no sólo al candidato, o lo que dice, o
los programas que propone, o su trayectoria personal y profesional, lo cual es
importante hacer, desde luego, pero le recomiendo incluir en esta evaluación a
las personas que lo están apoyando, en especial a las que forman parte de su
círculo interior, los responsables de las tareas primordiales de la campaña.
¿Y por qué?, se preguntará usted. Porque la
experiencia nos dice que el círculo interior de personas que apoyan al
candidato electo sale de su grupo de apoyo en la campaña, es decir, su
secretario particular, el responsable de la comunicación, los secretarios de
mayor trascendencia: Hacienda, Desarrollo Social y Gobernación, por ejemplo.
Sí, de ese grupo de personas que
"invirtieron" su tiempo, esfuerzo, talento y muchas veces su dinero
para promover y apoyar a que su candidato destaque y gane. Y quienes, una vez
que los votantes "aprueban" a su candidato, se transforman en su
equipo de gobierno, en quienes actúan para bien o para mal en beneficio de la
comunidad a la que deberían de atender y servir.
Pregúntese, estimado lector, ¿quién tiene el mejor
equipo de apoyo?, ¿quién tiene excelentes comunicadores, ideólogos,
coordinadores de eventos, de equipos de trabajo?, ¿quién tiene en su equipo de
colaboradores a personas que saben y saben hacer mucho con lo que saben, que
tienen experiencia, que son responsables, veraces, trabajadoras y honestas, con
un claro liderazgo y un carácter para actuar edificando y no destruyendo?
Una evaluación así nos ayudará a tomar una mejor
decisión
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