Es
providencial que la Nochebuena, la navidad y la Nochevieja se celebren al
finalizar el año, porque de esa manera muchos podemos reflexionar sobre lo que
hicimos y lo que dejamos de hacer; en lo que logramos y en lo que pospusimos; en
lo que acertamos y en lo que nos equivocamos;
en las nuevas metas, en retomar el camino, y más.
Al
final de un ciclo, por lo general volvemos la vista atrás y revisamos lo que
pasó. Algunos se quedan con el resentimiento culpando por lo sucedido al otro, muchas
veces hasta enojados con la vida y con Dios, murmurando que no fue justo. Otros
toman toda la responsabilidad y se declaran inútiles, cayendo en la depresión
que les impide empezar de nuevo. Hay ocasiones en que se nos presentan situaciones
inesperadas, increíbles, pero estas no llegan por casualidad, son el resultado de no haber usado con
sabiduría el gran poder de elección, que Dios nos otorgó. Pero aun así, la
lección que nos queda siempre es de gran utilidad, si la aquilatamos y
superamos.
Solo
necesitamos detener el paso, buscar un momento de soledad para revisar lo
vivido, con eso nos daríamos cuenta de
que nada ha sido en vano, y que desde el amor y el perdón, podemos dejar de lado
toda clase de culpa.
Sabemos
que nuestros pensamientos, creencias, sentimientos, experiencias pasadas,
inconformidades, etc. influyeron en nuestra conducta hacia los demás, por eso mismo estamos
dispuestos a reconocer errores pero también
valores, fortalezas y virtudes. Por supuesto que no estamos siendo castigados ni
por Dios ni por la vida, son cosas que nos han tocado vivir como parte de
nuestro crecimiento personal y para nuestro bien. Lo esencial es que nos amemos
y nos perdonemos. Que estemos dispuestos a perdonar, a seguir adelante y ser
felices.
Al
soltar el dolor, el resentimiento, la sensación de pérdida y de injusticia, el
remordimiento, la culpa y el deseo de venganza; estaremos listos para cerrar el
ciclo y empezar otro con mayor brío. Si aceptamos la situación en la que se
encuentran nuestras emociones, tendremos la oportunidad de pasar a la otra
etapa y avanzar más rápido en el camino de la perfección. Ya no nos
estancaremos buscando causas, justificaciones o, porqués. El pasado pasó, es
hora de disfrutar el presente y vislumbrar el futuro. Cierro un ciclo y subo un
peldaño en la enseñanza, ¡avanzo!
La
navidad nos ayuda a sentir gratitud por todas las cosas que tenemos, por todas
las que hemos vivido y por las que vamos a vivir; nos llena de amor y de
reconciliación, de deseos de compartir alegría. Aprovechemos su magia para
cerrar el ciclo y vayamos con alegría al encuentro de Jesús.
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