22 de diciembre de 2011

Nochebuena, navidad y fin de año, tiempo ideal para cerrar ciclos.


Por: Antonieta B. de De Hoyos

Es providencial que la Nochebuena, la navidad y la Nochevieja se celebren al finalizar el año, porque de esa manera muchos podemos reflexionar sobre lo que hicimos y lo que dejamos de hacer; en lo que logramos y en lo que pospusimos; en lo que acertamos y en lo que nos equivocamos;  en las nuevas metas, en retomar el camino, y más.

Al final de un ciclo, por lo general  volvemos la vista atrás y revisamos lo que pasó. Algunos se quedan con el resentimiento culpando por lo sucedido al otro, muchas veces hasta enojados con la vida y con Dios, murmurando que no fue justo. Otros toman toda la responsabilidad y se declaran inútiles, cayendo en la depresión que les impide empezar de nuevo. Hay ocasiones en que se nos presentan situaciones inesperadas, increíbles, pero estas no llegan por casualidad,  son el resultado de no haber usado con sabiduría el gran poder de elección, que Dios nos otorgó. Pero aun así, la lección que nos queda siempre es de gran utilidad, si la aquilatamos y superamos.

Solo necesitamos detener el paso, buscar un momento de soledad para revisar lo vivido, con eso nos  daríamos cuenta de que nada ha sido en vano, y que desde el amor y el perdón, podemos dejar de lado toda clase de culpa.

Sabemos que nuestros pensamientos, creencias, sentimientos, experiencias pasadas, inconformidades, etc. influyeron en nuestra  conducta hacia los demás, por eso mismo estamos dispuestos a reconocer  errores pero también valores, fortalezas y virtudes. Por supuesto que no estamos siendo castigados ni por Dios ni por la vida, son cosas que nos han tocado vivir como parte de nuestro crecimiento personal y para nuestro bien. Lo esencial es que nos amemos y nos perdonemos. Que estemos dispuestos a perdonar, a seguir adelante y ser felices.

Al soltar el dolor, el resentimiento, la sensación de pérdida y de injusticia, el remordimiento, la culpa y el deseo de venganza; estaremos listos para cerrar el ciclo y empezar otro con mayor brío. Si aceptamos la situación en la que se encuentran nuestras emociones, tendremos la oportunidad de pasar a la otra etapa y avanzar más rápido en el camino de la perfección. Ya no nos estancaremos buscando causas, justificaciones o, porqués. El pasado pasó, es hora de disfrutar el presente y vislumbrar el futuro. Cierro un ciclo y subo un peldaño en la enseñanza, ¡avanzo!

La navidad nos ayuda a sentir gratitud por todas las cosas que tenemos, por todas las que hemos vivido y por las que vamos a vivir; nos llena de amor y de reconciliación, de deseos de compartir alegría. Aprovechemos su magia para cerrar el ciclo y vayamos con alegría al encuentro de Jesús.

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