29 de noviembre de 2011

¡Feliz Día del Aguinaldo!


CONSUMIR EN ÉPOCA DE CRISIS
Yo soñé un agujero, bajo tierra y con gente
Que se estremecía
Al compás de la muerte, al compás de la muerte
Yo soñé u agujero, bajo tierra y oscuro
Y espero que mi sueño
No sea mi futuro, no sea mi futuro
Silvio Rodríguez
Es fin de año y las compras navideñas se han iniciado.
El aguinaldo fluye de las cajas de las empresas a los bolsillos de los trabajadores donde se detiene por unas cuantas horas para seguir su destino final: las cajas registradoras  en centros comerciales.
Por una semana los trabajadores  sentiremos que formamos parte del 1 % de la población que tiene lo suficiente como para regalar el sol y las estrellas a sus  seres queridos.
Mientras el dinero fluye los recursos naturales se agotan. Felices pagamos gustos efímeros que en unos cuantos días se convertirán en basura porque los productos chinos  de mala calidad a la que tenemos acceso,  no tienen garantía de durabilidad.
Las materias primas convertidas en basura navideña seguirán ocupando espacio en el relleno sanitario y  nosotros perderemos unos cuantos metros más de terreno.
El plástico extraído del petróleo que hoy sigue siendo la fuente energética con la que se transportan los alimentos, solo nos dará alegría por unas cuantas horas, aunque en enero nos quejemos porque la gasolina sigue en constante aumento de precio y el salario  ya no alcanzará para surtir la despensa.
Miles de pesos quemaremos en cohetes para que su ruido no  nos deje escuchar la conciencia que grita ¡ALTO!, que es estamos quemando NUESTRO dinero y el dinero que tanto trabajo cuesta ganar. El día último de diciembre se quemarán miles de pesos en cohetes porque con esa explosión evitaremos escuchar a la conciencia que dice ¡ALTO! Que la pólvora nos cae encima y la respiramos, nosotros y los que amamos. El 31 de diciembre cada habitante de este municipio quemara miles de pesos para que el humo de cohetes oculte la ambición de  las autoridades que solo ven los ingresos que llegan a las arcas por los permisos otorgados  sin que un solo peso se destine a remediar el daño que le causamos a la Tierra en la que vivimos.
Diciembre, el mes de la reflexión, de un momento para la paz del espíritu y de soñar que el año que viene nos traerá armonía y la seguridad que deseamos para volver a caminar por nuestras calles sin el temor de la violencia que hoy nos asola; lo hemos convertido en un caos donde ocultamos la desesperación en las tiendas  y que, como toda cruda moral, nos traerá un enero con depresión y mas crisis económica y moral y ética.
Decir que este es el momento de terminar el año guardando el producto de nuestro trabajo para ser disfrutado con la familia pero en armonía con el planeta, se ha vuelto un lugar común.  La Tierra como planeta perdurará por encima de la vida humana. Es el hombre el que ha puesto en peligro su existencia por el afán de destruir, de contaminar el aire que respiramos de desperdiciar los recursos naturales como si Dios los hubiera puesto para nuestro capricho.
Debiera ser Diciembre y el fin de un año mas el momento para hacer un verdadero alto en nuestra forma de gastar lo que cuesta ganar y generar.
No más cohetes que se prenden con el dinero que hace falta para comer.
No mas juguetes plásticos que solo llenan el vació del alma y la soledad en la que dejamos a nuestros hijos porque tenemos que trabajar todo el año y hoy tener un aguinaldo.
No más envolturas vistosas y coloridas arrojadas como basura el 25 de diciembre a las calles hoy  pintadas de la sangre derramada por el narco y la delincuencia.
No mas productos chinos que están dejando sin trabajo a otros mexicanos  que quizás esta sea la última vez que reciban aguinaldo porque la fabrica donde trabajan tienen que cerrar por la importación de tantos productos de mala calidad pero “baratos”
Diciembre es el mes de estar en casa, con nuestra familia para disfrutar en compañía de quienes amamos. Disfrutar de una paz que no tiene  costo, que no contamina.  Un mes  por que siga siendo posible la vida humana en el planeta.
La contaminación que generamos cada día nos está cayendo ya sobre la cabeza.
Que el aguinaldo sirva este año para pagar un poco de nuestra paz del alma y no para contaminar nuestro hogar.
Profra. Josefina Sánchez Ponce.

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