Por: Antonieta B. de De Hoyos
Desafortunadamente
en la actualidad muchos problemas amenazan a nuestros hijos. Desde los crímenes violentos hasta el abuso
de drogas, y de ahí todo lo que por añadidura pudiera presentarse. Razón
suficiente para que los adultos nos sintamos inquietos, atemorizados, luchando
por encontrar la varita mágica que
cambie tanta maldad en la sociedad y nos devuelva la tranquilidad de antaño. Por
eso me encantó encontrar entre mis papeles, un escrito con frases alentadoras, palabras
increíbles llenas de sabiduría, que si se siguen al pie de la letra, el cambio familiar
y social que anhelamos, llegará más pronto de lo que imaginamos .
Si yo le dijera a usted: “Tengo el secreto que
le ayudará a criar hijos que tengan paz interior, que siempre estén creciendo
personalmente, que sean valientes, que tengan carácter firme, que se mantengan
lejos de los problemas y que eviten el mal a toda costa” ¿No le gustaría saber ese secreto? Si ese
secreto también le diera a sus hijos un sentido sólido de dirección y propósito
-todo el que necesitan y un poco mas- y que sus amigos y compañeros los honraran
y tuvieran muy buena opinión de ellos. ¿No querría saberlo? El secreto es simple: Enséñeles a orar.
¿Pero
por qué voy a enseñar a orar a mis hijos, si ignoro los beneficios de la oración?
Para su información mencionaré solo algunos, ya que son incontables.
La
oración nos hace amigos de Dios, nos hace sentir siempre acompañados por Él,
ahuyenta la soledad. Y a medida que crece nuestra amistad, mas deseos tenemos
de conversar con Él.
La oración nos da paz interior, mitiga la
ansiedad, la preocupación, el nerviosismo. La oración nos da seguridad, quita
nuestros temores, y nos ayuda a vivir más confiados, nos da la certeza de que
Dios está con nosotros para librarnos de peligros y agresiones.
La
oración nos da fortaleza espiritual, nos hace fuertes ante la tentación. Impide
que nos contagiemos del mal y permite influir favorablemente en los demás. ¿Solo
y desalentado? Pida fuerzas a Dios y Él se las dará. La oración nos enseña a
ser agradecidos. No solo debemos orar para pedir, sino también para agradecer, primero
a Dios y después a los que nos rodean.
La
oración nos ayuda a conocernos a nosotros mismos. Exige que nos examinemos para
descubrir nuestras necesidades y así presentarlas a Dios. Este examen de
conciencia ayuda a crecer psicológica y espiritualmente. La oración acrecienta
la fe, disipa las dudas. La oración nos da una mejor vida interior. Nos hace
crecer en entendimiento y sabiduría.
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