Por: Antonieta B. de De Hoyos
A primera vista, pensé que sería uno más de esos libros que venden en los establecimientos religiosos, ya que dentro de sus páginas las citas bíblicas se mencionan con frecuencia.
“Dios diseñó y creó el matrimonio como algo bueno, hermoso e invaluable, Él usa el matrimonio para ayudarnos a terminar con la soledad, multiplicar nuestra eficacia, establecer familias, criar hijos, disfrutar la vida y bendecirnos con la intimidad en la relación”.
Este libro trata del amor, de aprender a atreverse a tener una vida llena de relaciones de amor, comenzando con la persona que tenemos más cerca: nuestro cónyuge. El primer desafío es aprender a ser valientes y a tener la visión de que en lugar de seguir al corazón, como muchos profesionistas lo aconsejan, tomemos la decisión de guiarlo, porque “más engañoso que todo, es el corazón”, ya que este siempre busca hacer lo que mejor le parece en el momento.
No se trata de cambiar al cónyuge, es un viaje para examinar y expresar el amor genuino, a pesar de que el deseo se haya marchitado y la motivación decline. Lo cierto es que el amor es una decisión y no un sentimiento. Es desinteresado, se ofrece y nos transforma. Cuando se manifiesta con autenticidad, tal como Dios lo diseñó, la relación se torna saludable. Aprender a amar de verdad, es una de las cosas más importantes que podemos hacer en nuestra vida.
Día 1.- El amor es paciente. Con la paciencia las cosas negativas se reducen, el enojo no mejora la situación, por el contrario ocasiona más problemas, la paciencia trae tranquilidad interior durante una tormenta exterior. La paciencia es un suspiro profundo que despeja el ambiente. La paciencia nos hace sabios, y nos obliga a devolver bien por mal.
Esta es una probadita del primer capítulo, pero basta iniciarlo para no detener su lectura. Tiene descarga libre en el internet, lo que permite imprimirlo y darlo como obsequio a las parejas que más lo necesiten.
Cuando lo terminé, me di cuenta de mi ignorancia respecto al amor, en especial el que compete al amor conyugal. De lo que quedé convencida es que de haber sabido lo aprendido hubiera vivido con mayor serenidad y felicidad mis cuatro lustros matrimoniales.
Indudablemente que conservar el matrimonio hasta que la muerte nos separe, es posible y no a base de sacrificio y dolor, sino de momentos verdaderamente felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario