Por: Antonieta B. de De Hoyos
Ayer sin proponérmelo escuché una noticia que me lleno de alegría y de esperanza. La Secretaria de Educación Pública, anuncia que para el próximo ciclo escolar las materias de Ética y Civismo volverán a impartirse en los respectivos niveles educativos.
¡Ahora sí!, ahora sí creo que México y los mexicanos hemos retomado el camino de la prosperidad, no solo económica, sino también moral y espiritual.
A grandes rasgos, la Ética nos proporciona las reglas a seguir que nos permiten encontrar en la relación con nuestros semejantes la felicidad. Señala lo que es bueno o malo, lo correcto o incorrecto, lo obligatorio y lo permitido, en fin todas las acciones que denotan el deseo en el individuo de hacer el bien y evitar el mal.
El Civismo por su parte, señala las pautas mínimas de comportamiento social que nos ayudan a convivir en comunidad, basadas en el respeto al prójimo, al entorno natural, a los objetos públicos; buena educación, urbanidad y cortesía. Es la capacidad de saber vivir en sociedad respetando y teniendo consideración al resto de los individuos, siguiendo unas normas de conducta y de educación que varían de acuerdo a la cultura del lugar.
Desde tiempo inmemorial la ignorancia ha sido la piedra que impide todo desarrollo personal y colectivo, está comprobado que los conocimientos culturales y la buena educación provoca que la gente salga con mayor rapidez de los estados de vandalismo y pobreza.
Este es solo el primer paso, muy laudable por cierto; el siguiente será conseguir que ningún niño, ni joven mexicano se quede fuera de la escuela o de la universidad. Porque, por más torpe o indisciplinado que sea el alumno, éste siempre llevará grabado en su mente y en su corazón lo vivido dentro de las aulas, experiencias que redundarán en una vida de calidad en su adultez.
Y por último, hasta este momento, será el despertar en todos los habitantes del país el amor por la buena lectura. Solo leyendo, aprendiendo de los que saben, de los que han experimentado, podemos sacar conclusiones positivas para nuestra propia vida. Los medios de comunicación se han puesto las “pilas”, se han dado cuenta de su enorme responsabilidad en las graves consecuencias que acarrea, lo que anuncian y promueven.
Pero hay que trabajar mucho, será una labor titánica el construir lo destruido, pero Gracias a Dios, estamos viendo una luz al final de este oscuro túnel.
Con el esfuerzo de adultos y padres de familia, con la constancia del sector educativo y de las autoridades civiles; reconoceremos de nuevo la diferencia entre los actos incorruptos de los corruptos, de los morales y los inmorales, del servir a los demás y del servirse de los demás.
Sin lugar a duda, las enfermedades físicas y emocionales que hoy nos agobian disminuirán porque ya no tendremos inseguridades, tomaremos por completo el control de nuestros actos y dejaremos de hacer lo que otros quieren que hagamos.
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