Por: Antonieta B. de De Hoyos
Leer entre líneas no solo se usa para un texto, sino en general para todo tipo de comunicación entre seres humanos. Los animales no tienen juegos psicológicos sus intenciones corresponden a sus acciones, no así los humanos. Cuando aprendemos a leer entre líneas quiere decir que observamos con atención todo el contenido y la verdadera intención. Por ejemplo: cuando alguien dice “no me pasa nada” si se toma literal se entenderá que todo está bien, pero si se observa el contexto, el lenguaje corporal, y las cosas sucedidas, nos daremos cuenta que "nada" significa todo, excepto nada. Tomo lo anterior como punto de referencia para la siguiente reflexión.
En la actualidad resulta apremiante que los adultos aprendamos y enseñemos a los menores a leer entre líneas, solo así podremos descifrar esa descomunal información y desinformación, que recibimos millones de personas alrededor del mundo a través del internet y las redes sociales como twitter, facebook, chat y correos electrónicos; el cine, la televisión, y demás medios informativos.
La falsedad en este tercer milenio no conoce límites, involucra a la tecnología, la ciencia, la medicina, la economía y la publicidad mercantilizada. Inclusive la salud pública, la política, y lo concerniente al medio ambiente. Desafortunadamente con este engaño masivo se dañan valores familiares, principios religiosos, estilo de vida, sexualidad, hábitos alimenticios etc. En estos medios de comunicación todos poseen el derecho a opinar, juzgar, despreciar y modificar a conveniencia lo establecido, por eso las personas sin importar sexo ni edad, hoy nos sentimos poco seguras de nuestra forma de ser y de proceder.
Las reglas sociales, morales y religiosas se han tergiversado, anulado y divulgado con extrema rapidez. La modernidad y la globalización fusionaron costumbres y tradiciones de diferentes partes del mundo, provocando una revolución de pensamientos y sentimientos jamás imaginados.
Ahora educar y convivir es más complicado, no se sabe cómo. La lucha ya no es entre el bien y el mal, sino entre la verdad y la mentira.
Estamos inmersos en un laberinto donde la permanencia de la mentira, se ha convertido en verdad. Urge volver a pensar, a reflexionar con mayor firmeza cada acción que emprendamos, retomar principios y valores heredados, analizarlos detenidamente, comparar con los actuales, sacar conclusiones y después elaborar nuestro propio estilo de vida.
Con lo avanzado de la tecnología virtual, es necesario poner en tela de juicio todo lo que se nos muestra. La mejor opción por el momento será... que no creas todo lo que ves y oyes, que no des por válido las opiniones de los demás, que indagues, pero para vivir en paz respétalas.
Leer entre líneas no solo se usa para un texto, sino en general para todo tipo de comunicación entre seres humanos. Los animales no tienen juegos psicológicos sus intenciones corresponden a sus acciones, no así los humanos. Cuando aprendemos a leer entre líneas quiere decir que observamos con atención todo el contenido y la verdadera intención. Por ejemplo: cuando alguien dice “no me pasa nada” si se toma literal se entenderá que todo está bien, pero si se observa el contexto, el lenguaje corporal, y las cosas sucedidas, nos daremos cuenta que "nada" significa todo, excepto nada. Tomo lo anterior como punto de referencia para la siguiente reflexión.
En la actualidad resulta apremiante que los adultos aprendamos y enseñemos a los menores a leer entre líneas, solo así podremos descifrar esa descomunal información y desinformación, que recibimos millones de personas alrededor del mundo a través del internet y las redes sociales como twitter, facebook, chat y correos electrónicos; el cine, la televisión, y demás medios informativos.
La falsedad en este tercer milenio no conoce límites, involucra a la tecnología, la ciencia, la medicina, la economía y la publicidad mercantilizada. Inclusive la salud pública, la política, y lo concerniente al medio ambiente. Desafortunadamente con este engaño masivo se dañan valores familiares, principios religiosos, estilo de vida, sexualidad, hábitos alimenticios etc. En estos medios de comunicación todos poseen el derecho a opinar, juzgar, despreciar y modificar a conveniencia lo establecido, por eso las personas sin importar sexo ni edad, hoy nos sentimos poco seguras de nuestra forma de ser y de proceder.
Las reglas sociales, morales y religiosas se han tergiversado, anulado y divulgado con extrema rapidez. La modernidad y la globalización fusionaron costumbres y tradiciones de diferentes partes del mundo, provocando una revolución de pensamientos y sentimientos jamás imaginados.
Ahora educar y convivir es más complicado, no se sabe cómo. La lucha ya no es entre el bien y el mal, sino entre la verdad y la mentira.
Estamos inmersos en un laberinto donde la permanencia de la mentira, se ha convertido en verdad. Urge volver a pensar, a reflexionar con mayor firmeza cada acción que emprendamos, retomar principios y valores heredados, analizarlos detenidamente, comparar con los actuales, sacar conclusiones y después elaborar nuestro propio estilo de vida.
Con lo avanzado de la tecnología virtual, es necesario poner en tela de juicio todo lo que se nos muestra. La mejor opción por el momento será... que no creas todo lo que ves y oyes, que no des por válido las opiniones de los demás, que indagues, pero para vivir en paz respétalas.
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