2 de octubre de 2012

La ciber-dependencia.


Por: Antonieta B. de De Hoyos

Este es un reportaje que apareció en el periódico francés “Le Monde”, y llama la atención por referirse a la decisión que han tomado la mayoría de los empleados de Apple, Google y de otras empresas de Silicon Valley, de inscribir a sus hijos en colegios donde las tecnologías estén ausentes. La búsqueda de colegios que limiten el uso de tecnologías es ahora la tendencia.

Silicon (silicio) alude a la alta concentración de industrias en la zona, relacionadas con los semiconductores (chips) y las computadoras. Valley, se refiere al Valle de Santa Clara y sus alrededores, al norte de la Bahía de San Francisco, California USA, lugar donde se ubica un enorme parque industrial, que reúne empresas y profesionales productores de la más alta y moderna tecnología a nivel mundial.

La ciber-dependencia, es una de las patologías surgidas en época reciente, directamente relacionada con el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación y consiste, en un sufrimiento o miedo desmedido a estar ‘desconectado’, fuera de línea, sin acceso a internet.

Lo sorprendente, es que sean los creadores de estas redes, los que desean que sus hijos vayan a colegios “desconectados”. “Nosotros- dice Pierre Lambert, uno de los cerebros de Microsoft-  sabemos mejor que nadie, que la computadora no es más que una herramienta, que para aprender a escribir es importante poder efectuar grandes movimientos coordinados, que las matemáticas pasan por la visualización del espacio, y que la pantalla perturba el aprendizaje a la vez que disminuye las experiencias físicas y emocionales”.

Waldorf School, es un colegio privado cuyo alumnado está compuesto por tres cuartas partes de hijos de trabajadores de la industria de las tecnologías e internet. Ahí la enseñanza se apoya en instrumentos tradicionales como: el pizarrón, el gis, los lapiceros y los cuadernos de papel, que se requieren  para escribir a mano.

Pero lo realmente preocupante son los efectos patológicos en el campo pedagógico, sobre todo la pereza y la dispersión mental, así como la incapacidad para el desarrollo de habilidades. En Estados Unidos y en Europa los colegios que no dispongan o que limiten el uso de tecnologías, son los más buscados en la actualidad por las clases acomodadas.

Los ‘pobres’ de la tecnología son los que están obligados a pasar horas frente a la computadora, a responder de inmediato un correo electrónico o un mensaje de texto. Los privilegiados en el siglo XXI,  son aquellos que tienen la posibilidad de alejarse de ella.

En esta disyuntiva lo que debe prevalecer es la cordura, el término medio; ni el uso exagerado que obstaculice la educación de los hijos, ni su ausencia total que les condene al retroceso y a la ignorancia, porque no debemos olvidar que vivimos en la era de la tecnología, información y comunicación.

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