Por: Antonieta B. de De Hoyos
Este
es un reportaje que apareció en el periódico francés “Le Monde”, y llama la
atención por referirse a la decisión que han tomado la mayoría de los empleados
de Apple, Google y de otras empresas de Silicon Valley, de inscribir a sus
hijos en colegios donde las tecnologías estén ausentes. La búsqueda de colegios
que limiten el uso de tecnologías es ahora la tendencia.
Silicon
(silicio) alude a la alta concentración de industrias en la zona, relacionadas
con los semiconductores (chips) y las computadoras. Valley, se refiere al Valle
de Santa Clara y sus alrededores, al norte de la Bahía de San Francisco,
California USA, lugar donde se ubica un enorme parque industrial, que reúne
empresas y profesionales productores de la más alta y moderna tecnología a
nivel mundial.
La
ciber-dependencia, es una de las patologías surgidas en época reciente,
directamente relacionada con el uso de las tecnologías de la información y de
la comunicación y consiste, en un sufrimiento o miedo desmedido a estar
‘desconectado’, fuera de línea, sin acceso a internet.
Lo
sorprendente, es que sean los creadores de estas redes, los que desean que sus
hijos vayan a colegios “desconectados”. “Nosotros- dice Pierre Lambert, uno de
los cerebros de Microsoft- sabemos mejor
que nadie, que la computadora no es más que una herramienta, que para aprender
a escribir es importante poder efectuar grandes movimientos coordinados, que
las matemáticas pasan por la visualización del espacio, y que la pantalla
perturba el aprendizaje a la vez que disminuye las experiencias físicas y
emocionales”.
Waldorf
School, es un colegio privado cuyo alumnado está compuesto por tres cuartas
partes de hijos de trabajadores de la industria de las tecnologías e internet. Ahí
la enseñanza se apoya en instrumentos tradicionales como: el pizarrón, el gis,
los lapiceros y los cuadernos de papel, que se requieren para escribir a mano.
Pero
lo realmente preocupante son los efectos patológicos en el campo pedagógico,
sobre todo la pereza y la dispersión mental, así como la incapacidad para el
desarrollo de habilidades. En Estados Unidos y en Europa los colegios que no
dispongan o que limiten el uso de tecnologías, son los más buscados en la
actualidad por las clases acomodadas.
Los
‘pobres’ de la tecnología son los que están obligados a pasar horas frente a la
computadora, a responder de inmediato un correo electrónico o un mensaje de
texto. Los privilegiados en el siglo XXI,
son aquellos que tienen la posibilidad de alejarse de ella.
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