Por: Antonieta B. de De Hoyos
Creo que somos muchos los que
recordamos aquellos años de la escuela primaria, cuando el maestro narraba interesantes episodios de la
Revolución Mexicana, sobre todo la emoción que nos embargaba cuando se refería en
especial a los acontecidos en nuestro Estado de Coahuila.
A mí en especial me gustaba la manera como describían a los ilustres
coahuilenses, que dieron su vida por la libertad y la justicia, uno de ellos
fue el Gral. Venustiano Carranza “Varón de Cuatro Ciénagas” que llegó a ser
presidente de la República. Hazañas increíbles de política y de políticos, que
se esforzaron en formular leyes que elevaran la calidad de vida de los
ciudadanos.
Por estar en periodo electoral, me
propuse investigar la tarea de las llamadas “lideresas de barrio o de colonia”,
fue así como me enteré de lo trascendente de su proselitismo en tiempos de
campaña a favor del candidato que las contrata y, del enorme poder que ejercen
sobre los votantes de los sectores más populares.
En la actualidad nuestro Estado de
Coahuila sufre de fuertes descalabros y dolorosas decepciones, triste realidad
que todos sobrellevamos y aceptamos, como consecuencia del error cometido en comicios pasados. Pero nada es en balde,
todo tiene su razón de ser, ya aprendimos la lección, por eso a partir de ayer,
escucharemos con mayor atención y serenidad la voz de nuestra conciencia moral,
antes de votar.
Fue esa tremenda equivocación, la que
me llevo a dimensionar la labor de convencimiento que estas mujeres llevan a
cabo en sus colonias, y que les implica una grave responsabilidad no solo con
el futuro de sus familias y
vecinos, sino también con el
rumbo histórico que tome el Estado, si promueven a un candidato deshonesto.
Es impostergable que ejercitemos el
buen juicio en todas nuestras actividades por simples que parezcan, la
indiferencia hacia lo que provocó, debe desaparecer, del mismo modo que la
vendimia de personas inocentes que confían, y que después son condenados a
vivir en la más vejatoria indigencia.
Votar por quien otro quiere, es
aceptar gustoso una esclavitud moderna,
no aquella de cadena y grillete,
sino la del desaliento generalizado que nos impide ponernos de pie, para
enfrentar la lucha a través de la inteligencia y la palabra. Esto me hizo
recordar algunas frases que me han ayudado a salir adelante en los momentos
críticos: “Los toros de lidia se crecen al castigo”, “Vale más morir de pie que
vivir de rodillas”, “Los árboles mueren de pie”…
Si Coahuila no despierta; pasadas las
elecciones llegarán con mayor rigor: el hambre, el desempleo, altos impuestos,
muerte del campo, inseguridad social, tráfico de drogas y otras calamidades,
que juntos pueblo y gobierno tendremos que combatir. Las lideresas no deben ser manipuladas, su
labor es decisiva en las elecciones presidenciales, yo solo espero que sus
sentimientos de amor al prójimo, prevalezcan por encima de sus propios
intereses.
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