Por: Antonieta B. de De Hoyos
Como
sucede casi siempre, no le damos importancia a las cosas que poseemos hasta que
alguien nos habla de ellas y de sus propiedades prodigiosas, lo digo porque jamás
imaginé lo valioso que es para la salud el incluir en la alimentación diaria la
miel de abeja en su estado puro. Cuando me
recomendaron que la tomara, no me agradó ni su sabor ni su textura, por
eso para convencerme de hacerlo, tuve que leer un librito que compré hace ya
tiempo y que estaba por ahí perdido en el estante, que se llama “La miel, polen
y jalea real” de Lewis Mencken.
Lo
que más me asombró de este insecto es su laboriosidad y organización dentro de
la colmena, ya que gracias a ello podemos disfrutar de este exquisito manjar, que nutre, cura y
protege órganos tan delicados como los
ojos, los pulmones y el corazón contra la contaminación. Dentro de la tierra se encuentran
todos los minerales que el cuerpo necesita en pequeñas dosis cada día, estos
pasan a las plantas, y las abejas los toman de ellas para llevarlas a su
colmena. La miel además de los minerales, tiene múltiples vitaminas que aseguran
una vida saludable.
Se
cree que el hombre de las cavernas no solo tomaba la miel sino se comía los
panales, por algún tiempo se creyó que lo hacía por ignorancia y salvajismo,
más no es así ya que en la actualidad se aconseja masticar panales para curar
rebeldes enfermedades. Los científicos han descubierto que al alimentarse con
miel de abeja los niños crecen más sanos, los adultos gozan de mejor salud y
los ancianos previenen y curan los trastornos típicos de la vejez.
Son
innumerables los beneficios que proporciona la miel a la humanidad mencionaré solo
algunos: insomnio, intoxicación, nerviosismo, irritaciones de la piel,
digestión, gripa, heridas, cicatrizante.
Enfermedades de la próstata, difteria, cistitis, cálculos renales. Afecciones
de los ojos, del hígado, reumáticas, de los intestinos, cardíacas, de la
garganta, de los riñones, anemia,
arterioesclerosis, y por si fuera poco es anti envejecimiento.
Las
abejas son una bendición de Dios, al grado de que hasta este momento ningún
científico ha logrado en su laboratorio,
un producto que iguale la calidad vitamínica y nutricional de la miel. La
existencia de estos insectos es milagrosa, básicamente por su ardua tarea
polinizadora, lo malo es que se estén extinguiendo, por culpa del estilo de
vida bárbaro del hombre moderno.
Los
apicultores han lanzado una llamada de alerta a nivel mundial, para detener el
uso de pesticidas que las aniquila, exigen disminuir la tala de árboles y
desacelerar la urbanización que destruye las flores silvestres. Las abejas
salen en busca del polen pero no pueden regresar, están desorientadas por las
ondas de los teléfonos celulares, se mueren en el camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario