22 de febrero de 2012

Ni en prisión están seguros

Lo sucedido estos días en los penales de Nuevo Leon, es la prueba irrefutable de la ineptitud de las autoridades de todos los niveles, de todas las instancias, de todos los Estados y de todos los Ceresos.

Acá afuera, como allá adentro la impunidad tiene rostros, tiene nombres. Acá afuera, como allá adentro la impunidad da temor, la delincuencia no se persigue, se permite, se solapa.

Porque acá afuera no deja de sorprendernos que el ex-fiscal, que debió procurar justicia en nuestro Estado, procuro por el contrario, segun rumores en todos los rincones de Coahuila, estar coludido con la delincuencia, que un tesorero que debió cuidar el patrimonio estatal, lo haya hurtado y ande a salto de mata solapado y ayudado por los jueces coahuilenses, que el ex gobernador, quien corrompió el ya desprestigiado sistema político estatal, tenga el descaro de buscar una senaduria por la vía plurinominal, que el congreso estatal se haya prestado para autorizar una ridícula deuda que tiene endeudados a varias generaciones de coahuilenses, que algunos militares de altos mandos, a quienes veíamos como un bálsamo ante la inseguridad que nos agobia dieran protección a los mismos y que los policías, en general, ni siquiera pasen los exámenes mínimos de confianza.

Tan inseguros estamos acá, como allá.

Las autoridades de Piedras Negras Coahuila, Mexico, habrán puesto ya sus barbas a remojar? O esperaran que suceda algo similar para que actúen en el Cereso local?

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