Por: Antonieta B. de De Hoyos
Pensamos en todo:
comida, bebida, amigos, familiares, lugar, música, uvas, cerveza, tequila y más,
pero no nos detenemos a pensar, que si estamos presentes al sonar las doce en la última medianoche del año,
es por la gracia divina.
Dar término a un
año de vida, debe ser un momento de gran
valor que no podemos echar a perder. Es ese momento en el que aún y
cuando estemos dentro de un tremendo bullicio, escuchamos esa voz que nos invita a cambiar, a intentar de nuevo ser mejores personas,
mejores seres humanos, mejores cristianos.
Es esta
inquietud que despierta la Nochevieja, la que no debemos dejar escapar, porque no
la percibimos todos los días. Son instantes mágicos que nos recuerdan lo que
ya no puede ser y lo que si puede ser si nos esforzamos; es la llamada a querer
ser otro, a ser distinto, ese deseo es lo que debemos atrapar con todas
nuestras fuerzas, para hacerlo realidad.
Cuando el año
empieza nos llenamos de energía y dejamos volar nuestra imaginación hacia el
bello mundo de las ilusiones, sentimiento que nos permite soñar que este año
que comienza será el mejor de nuestra vida, porque estamos seguros de que si
nos lo proponemos, lo lograremos.
El año nuevo es
una oportunidad más para transformar la vida cotidiana en algo distinto. Porque si quiero algo diferente debo hacer las cosas bien y
seguirlas haciendo hasta obtener un buen final.
Quizás el año que termina me dejó
mal sabor de boca, pero éste va a ser
distinto, quiero que así sea, es un deseo, es un propósito y no lo voy a malograr,
hoy tengo otra oportunidad que no
desperdiciaré, porque sé que la vida es efímera.
El tener la
esperanza de que este nuevo amanecer, sea el que marque la diferencia entre el
ayer y el hoy, es dar un paso en la superación humana. El luchar por arrancar
el egoísmo que tanto daña en el hogar, en la familia, entre las parejas, en el
trabajo; augura el mayor de los éxitos.
Pero no debemos
olvidarnos de recuperar la fe, esa fe olvidada llena de polvo. Es preciso que
nos esmeremos en poner más oración en el día a día. Si ya nos cansamos de vivir
como hasta ahora, quiere decir que ha llegado el momento de cambiar el rumbo de
tomar un nuevo estilo de vida, de vaciar las manos y colmar el espíritu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario