2 de junio de 2011

AMLO

De AMLO se ha dicho todo lo imaginable: es un fósil, es el hombre más trabajador del mundo, es corrupto a morir, es muy honesto, es un verdadero líder, es egocéntrico y manipulador, es un hombre inteligente, es bruto, sabe escuchar y refutar con el cerebro, no sabe escuchar y cuando refuta lo hace con las vísceras, carece de presencia en el País, tiene mucha presencia en el País, es una amenaza y se le debe poner atención, ya no cuenta...

"Ódiame, por piedad, yo te lo pido, ódiame sin medida ni clemencia, odio quiero más que indiferencia porque el rencor hiere menos que el olvido...". Esa autoflagelante canción (nos encantan a los latinoamericanos) fue muy popular en la década de los 60. Y le queda a AMLO.

Cuando de verdad olvidamos a alguien y esa persona deja de contar en nuestra vida, jamás la mencionamos ni pensamos en ella. Pero si le cantamos: "Vengo a decirte que te olvidé...", le estamos diciendo lo contrario; si en verdad la hubiésemos olvidado, no estaríamos invirtiendo o gastando tiempo en decírselo.

Eso de alguna forma está pasando con AMLO. Por todos lados hay quien declara su odio por él mientras asegura que ya no cuenta y, por lo tanto, ya no es una amenaza. Pero hablar de él, así sea para recordar lo mal estudiante que fue, el salario de su chofer, lo convenenciero que se vio al hacer alianzas con quien acepte lanzarlo de candidato porque en el PRD la vio perdida o casi, es una muestra de que no pueden olvidarlo.

Es difícil escribir este tipo de artículos porque muchos lectores deducen, de inmediato, mi simpatía y solidaridad hacia AMLO o el PRD. No es por ahí, pero no podemos ser tan infantiles de creer que si no hablamos de un asunto, éste deja de tener importancia y todo se resuelve sin nuestra intervención.

Nos caiga bien o mal AMLO, debemos estar atentos a lo que hace y reconocer la importancia creciente de su discurso. Si usted hace a un lado sus vísceras y escucha con atención sus palabras, deberá aceptar que sus propuestas pueden no gustar, pero sus acusaciones y reclamos son ciertos: el dinero del País sigue en unas cuantas manos, la corrupción aumenta día a día, la impunidad sigue reinando por todos lados, tenemos una ley para los ricos y otra para los pobres, las instituciones no funcionan, la educación está de capa caída, el PAN ha resultado igual o peor que el PRI en muchas cosas, los diputados y senadores son levantadedos...

A AMLO se le quiere o se le detesta. Es raro encontrar a alguien a quien le caiga más o menos bien. Sin embargo, no porque muchos norteños educados y conservadores crean que el señor es una amenaza y debería dejar la política e irse a descansar en beneficio del País, lo creen los demás.

Decir que AMLO, un líder fuerte y carismático, ya no tiene presencia en México es una estupidez. No tiene presencia en el norte, pero en el resto del País, especialmente del centro hacia el sureste, tiene mucha presencia, misma que, explicablemente, va en aumento entre los integrantes de las clases media baja y baja (que son la mayoría) y entre no pocos universitarios de clase media.

¿Que Ebrard no lo dejará llegar? ¿Que nadie votará por él? ¿Que no tiene sentido volver a ser candidato? ¿Que no tiene seguidores? Ya puede hacer usted una lista de 100 preguntas similares. Si el señor quiere ser candidato (y, por supuesto, quiere), lo será. Es muy hábil y se las arreglará para serlo. Cerrar los ojos ante esa evidencia, me parece absurdo.

Por otro lado, nuestra versión capitalista del neoliberalismo es cruel e inhumana y ha servido para aumentar la pobreza día a día, de modo que muchos mexicanos ya no les creeremos ni a los priistas en su marcha hacia Los Pinos, ni a los panistas desperdiciadores de un capital político invaluable, ni a ningún candidato alineado con los blanquiazules o con los tricolores.

Millones de votantes mexicanos echaron fuera de Los Pinos al PRI y se arrepintieron de haberle creído al PAN, lleno de ineptos o de talentos que no hemos visto brillar. Debemos recordarlo porque, muchos de ellos, incluso norteños, votarán ahora por un discurso diferente y ése lo ofrecen el PRD o AMLO.

Si de veras cree usted que AMLO ya no cuenta, prepárese para llevarse una sorpresita.


rosaurabster@gmail.com

Fuente: El Norte.
Publicación autorizada por la autora

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