19 DE SEPTIEMBRE…Y DE LA TIERRA SURGIÓ LA LLAMA DE LA SOLIDARIDAD
25 años hace ya que el corazón de México paró para ver llorar a hijos y padres de todas las edades, espantados y atónitos por que el suelo ya no ofrecía la seguridad para andar los pasos de la vida y el futuro.
19 de septiembre y no pudimos a la capital del país.
Las horas corrían y la información se estancaba.
La radio libre era la voz para la soledad y la ignorancia.
Nadie hablaba. Un nudo detenía la verborrea de los politiquillos de 1985.
De la Madrid huía del miedo que se elevaba en lugar de los edificios del centro histórico. Los permisos para hacinar obreras de miserables salarios, ese día dejaron de producir dineros para los gobernantes de las delegaciones políticas del D. F.
Y el llanto se convirtió en caudal que ya no se pudo detener y desbordó por las calles y barrios de la capital del país. Manos anónimas asumieron el compromiso humano de AYUDAR a los hermanos en desgracia; de las ollas raquíticas de Iztapalapa o Neza fluyó el alimento para los que se quedaron sin el pan.
Los brazos de Coyoacán se extendieron para acunar a los que se quedaron vacios del alma.
Y la sociedad al fin salió a la calle. 1985, en septiembre se rompió el muro del terror de otro mes, de otra fecha del 2 de octubre. Ya no hubo manos pidiendo limosnas del sistema paternalista impuesto por el PRI.
El pueblo demostró que cuando toma la calle los sistemas usurpadores tiembla. El gobierno federal lo entendió. Tanto que esa solidaridad de hermanos en desgracia, Salinas de Gortari la convirtió en lema de campaña política y corrompió la ayuda entre hermanos. Calles, colonias, poblados fueron llamados SOLIDARIDAD.
Tanto abrumó la palabra que hoy ya no salimos a apoyar a nuestros hermanos en desgracia. Una “contingencia ambiental” hoy se convierte en letanías porque “no hemos recibido la ayuda del gobierno”, “porque las ayudas se desvían para los bolsillos de los líderes de papel de todos los colores políticos”; porque esperamos que la voluntad del presidente alcance para solucionar un problema que la ambición de otros presidentes o gobernadores, acunó.
Nos cortaron el espíritu y las alas que guiaban a la sociedad a la mayoría de edad. El sistema político mexicano corrompe hasta la ayuda entre hermanos.
Creo que la costumbre de vivir con el corazón roto nos impide llenarnos de coraje para transformar y cambiar el futuro de nuestros hijos.
No hemos aprendido bien la lección de la naturaleza.
Un sismo cimbra y forma la corteza de un planeta que esta vivo aún. Cuando los movimientos telúricos paren, el planeta ya no tendrá vida.
México necesita volver a temblar para que los mexicanos retomemos la confianza en nuestro corazón y volvamos viva a la Patria que nos vio nacer.
Profra. Josefina Sánchez Ponce.
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