10 de agosto de 2010

¿Se nace o se hace?


Colaboración de: Rosaura Barahona

A raíz del asesinato de un joven inocente y del secuestro de otro, una madre de familia muy cercana al chico asesinado, Eugenia Westrup, envió por internet una carta a Gretta Salinas, la esposa de Rodrigo Medina, el Gobernador de Nuevo León.

La carta es un grito de auxilio que refleja una tristeza profunda, desesperación e impotencia. Quizá fue enviada a la persona equivocada porque en este País la mayoría de las esposas de los políticos son figuras ornamentales que se transforman (para mal) al entrar en contacto con el poder.

No puedo hablar de Gretta porque no la conozco, pero sí puedo hablar de la sensación que me dejó su carta.

A una querida amiga, poeta y pintora, le tocó hace años que su esposo tuviera una posición importante en uno de los gobiernos estatales. Cuando la vi después del nombramiento me dijo que le había pedido a su esposo excluirla de las actividades de las esposas de los funcionarios. No servía para eso y tampoco le interesaba fingir lo contrario.

Este tipo de actitud ("desplante" le llamaron en su momento) no es bien visto en nuestra comunidad y puede ser discutible, pero si es una decisión consciente debe respetarse. Por aquellos días tuvo muchos críticos y muchas defensoras. Algunos creemos que los cónyuges o integrantes de una pareja no tienen la obligación de convertirse en un apéndice del otro aunque la situación lo exija.

A menudo las personas que tienen acceso al poder sin haberlo buscado (en el caso de Gretta es de rebote) no saben cómo manejarlo. Su vida cambia de manera radical en lo público y en lo privado y eso debe ser muy difícil de sobrellevar.

¿Los políticos nacen o se hacen? Desde Platón lo estamos discutiendo y hay argumentos para todos los gustos y colores. Me consta que la cercanía del poder político incomoda a mucha gente. Por eso algunos nunca asisten a informes de gobierno, tomas de posesión, entregas de la estafeta y demás numeritos a donde otros se mueren por entrar.

Tengo amigos y amigas en la política; algunos son unas chuchas cuereras. Tienen una visión que cubre muchas cosas e interpretan lo que sucede a su alrededor de una manera muy distinta a como lo interpretamos los legos. A eso se le llama "colmillo político" y es muy necesario (y valorado) en ese medio. Pero no se adquiere de la noche a la mañana.

Lo que molestó a mucha gente de la carta de Gretta es la defensa infantil que hace de su esposo: Rodrigo "no tiene la culpa"; su alarde de poder: "el día que quieras te hago una cita con el Presidente para que le puedas manifestar tu enojo hacia su lucha contra el narcotráfico", y su falta de sensibilidad al pedir a quien le escribe: "bórrame de tus contactos".

Gretta no debe responder públicamente como mamá y esposa cuando se dirijan a ella como esposa del Gobernador. Nadie está acusando a Rodrigo de ser el asesino ni el culpable de lo que sucede, pero si no responde él de lo que pasa, ¿quién? Él prometió como candidato controlar la situación que vivimos y, si fuese necesario, morir por Nuevo León.

Pobre Gretta porque se ve que escribió la carta en caliente, con las vísceras y sin asesoría alguna. Sólo así se explican su ausencia de tacto, sus faltas de ortografía y su mala redacción. Gretta debe tener a algún experto en comunicación a su lado, pero aquí no se notó su presencia.

Si buscamos lo positivo de la carta, eso sería la espontaneidad de Gretta y su ingenuidad al decir que le interesa, sobre todo, su familia y sus hijos. ¿Qué creerá que nos interesa a nosotros? ¿Se habrá puesto a pensar por qué le escribieron a ella?

Gretta se equivocó en su respuesta a Eugenia de manera contundente. Alguien debe decirle que en su puesto recibirá halagos y críticas feroces. Y prepararla para ser la esposa del Gobernador. Sin dejar de ser ella, debe saber que el escenario en el que se mueve ya no es el del festival de su academia de danza.



rosaurabster@gmail.com
Fuente: El Norte