25 de abril de 2010

UNA FAMILIA ACOMODADA

Esta era una típica familia que vivía muy bien económicamente, el padre trabajaba en una gran empresa donde le pagaban muy bien.

Su familia no carecía de nada. Tenían una enorme casa con varios vehículos, todos los aparatos eléctricos y electrónicos que se necesitan para hacer la vida más fácil.

El agua fluía libremente con la consigna de que había dinero para pagarla.

Los anuncios de cuidar nuestros recursos naturales se tomaban como publicidad de oír y desechar.

Pero la burbuja reventó. Una mañana se encontraron con la noticia de que la fabricaba había cerrado por la falta de materia prima. El padre perdió el empleo y para ahorrar dinero la familia emigró a una casa más pequeña.

Adiós a los carros. Solo conservaron uno porque no se podía costear la gasolina. Los aparatos eléctricos se vendieron para ahorrar en el pago de la luz. Caminar y transporte colectivo se fue volviendo lo común.

Desperdiciar agua había quedado en el olvido “porque no hay dinero para pagar recibos tan altos”. Esa era la respuesta.

La responsabilidad con el medio ambiente seguía sin ser conocida por esta familia acomodada.

El único placer que tenia la madre era ya sus eternos baños en la regadera para que el sonido de las gotas callara la tristeza por haber perdido todo el “bienestar” que da el dinero. Y entre chorro y chorro, también el agua se acabó.

Autora: Nayeli Adame Ibarra.
3ero. C
Esc. Sec. “Benito Juárez”

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