23 de agosto de 2009

Cada planta es una oración a Dios


Colaboración de: Antonieta B. de De Hoyos

Ayer al término de mi programa de radio, me vi en la necesidad de acudir a las oficinas de Multimedia 2000, pregunté por el camino más rápido y me recomendaron el libramiento norte. Como era la primera vez que transitaba por esta moderna vialidad todo lo que veía me causaba admiración: la amplitud de sus cuatro carriles, el asfalto, el alumbrado sobre sus camellones, pero sobre todo la proliferación de fraccionamientos populares, unos a media construcción y otros terminados pero parcialmente habitados. La maquinaria pesada y la polvareda que levantaba, me obligó a mirar hacia el lado opuesto, terrenos abandonados llenos de mezquites de todos tamaños, vegetación oriunda que los norteños aun no aprendemos a valorar, ya que a pesar de la sequia, continúa purificando el aire y dándole colorido a tan tétrica campiña.

En esos momentos recordé un reportaje que había visto días anteriores en la televisión española, en el cuentan como los gobiernos y los empresarios se han excedido en el ramo de la construcción de viviendas populares, debido a las pingües ganancias que producen, razón por la que hoy existe un promedio de dos personas por vivienda. Lo lamentable es la forma abrupta como la mancha urbana va extendiéndose hacia el campo, destruyendo flores silvestres y arboledas. Lo bueno es que a los peninsulares les gusta sembrar y se esmeran en cultivar en sus hogares, toda planta que se aclimate.

Por eso cuando vi estos fraccionamientos, lo primero que imaginé fue una zona Iraquí; sobre poblada, polvosa, gris, sin vida, con un sol ardiente reflejado sobre sus planos techos. No me gustó la comparación, pero mucho menos la sensación que me produjo el verlos. ¿Por que se veían tan desolados? ¿Que les faltaba?.. ¡Claro! las áreas verdes que la Ley de Desarrollo Urbano exige a los fraccionadores y que muchas veces deja de aplicarse. ¿Que son y para que sirven? La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda entre 10 y 15 metros cuadrados de zona verde por persona, lo que incluye una escuela, una iglesia, un parque, canchas deportivas, juegos infantiles y un centro de recreación social, todos cubiertos con árboles y flores que pueden regarse con las aguas grises o, plantas resistentes al candente sol y la seca como: mezquites, lilas, moras, palmas, huizaches, cenizos, nopales de castilla, margaritas silvestres, buganvilias, etcétera.

¿Por qué debemos sembrar árboles y flores? Porque necesitamos de su sombra, frescor, pureza de aire; aves que aniden y canten en sus ramas y alegren el diario acontecer. Flores que con su fragancia relajen el sistema nervioso y aminoren la violencia entre familiares y vecinos. Flores que con su belleza y colorido de sus pétalos den sentido a la existencia, alegren la mirada, iluminen el horizonte, pero sobre todo despierten en las personas su potencial de servir y proteger. La sociedad que siembra y conserva lo plantado, está en oración constante, noble acción que Dios siempre agradece enviando su bendita lluvia, ¡OREMOS!

AntonietaB.de De Hoyos...... 08/19/09.

1 comentario:

Irene dijo...

Muy cierto. Todos los dias veo con horror como mis vecinos tiran arboles o los podan hasta el punto en que están tan lastimados que no tienen posibilidades de brotar de nuevo, todo porque les ensucian sus coches con hojitas que caen o porque los pajaritos que ahi se posan hacen sus necesidades.
Esto ha dado como resultado que una colonia que antes era fresca y bonita ahora parezca terreno esteril, que los niños no puedan salir a los patios a jugar, que los pajaritos no vengan mas.
Todos debemos poner nuestra semilla para ayudar a nuestra ciudad, y tambien las personas de imagen urbana y ecologia deben aprender a plantar vegetación nativa y a no dar permisos indiscriminados de tala de arboles. Por el bien de todos.
En Canadá cada vecindario tiene un jardin comunitario, ahi plantan entre todos los vecinos flores, arboles y hasta hortalizas. Hay concursos para ver que vecindario tiene el jardin mas hermoso, esto embellece a la ciudad y promueve la sana conviviencia entre vecinos. ¿Seriamos capaces de hacer lo mismo?