Por: Antonieta B. de De Hoyos
Cada vez que alguien, o yo misma me coloco fuera de lugar, viene a mi memoria este refrán popular: “A la tierra que fueres, haz lo que vieres”. Pocas palabras, pero llenas de esa sabiduría que nuestros antepasados trataban de llevar al pie de la letra, con el único deseo de vivir en armonía con sus semejantes. Viene esto a mi memoria por lo acontecido en la misa de iniciación de nuestro querido Santo Papa Francisco.
Es frecuente que un buen número de católicos y no católicos, ignoremos el protocolo que se sigue en estas relevantes celebraciones, para las cuales desde hace varios siglos se tienen rigurosas normas establecidas. Por eso, adjunta a la invitación se envían van los requisitos que todo invitado debe acatar, sea mandatario, jerarca o miembro de las distintas realezas.
A mi parecer el obedecer lineamientos no es sinónimo de discriminación, ni ofensivo, ya que toda medida siempre tiene su por qué. En este caso, el Vaticano posee la prudencia y experiencia suficiente, para instar a las damas invitadas a portar un atuendo que comprende: el clásico color negro, una chalina o peineta si se eligiera un mantón, poco maquillaje, manga completa y cuello alto, largo de falda debajo de la rodilla, medias negras, zapatos con tacón mediano, nada de joyería, con el firme propósito de evitar que esta bellísima ceremonia saturada de espiritualidad, se convierta en una alfombra roja al estilo hollywoodense.
Quizás muchos de nosotros no comprendemos la magnitud de estos rituales, porque no sabemos a profundidad de lo que se trata. Alrededor del mundo aun existen personas que lo consideran como un simple cambio de dirigente, que merece ser visto y admirado.
Reunir doscientas mil almas en la Plaza de San Pedro al mismo tiempo que un poco más de un centenar de personalidades acompañados de sus parejas, es una gran responsabilidad, es una multitud que debe ser alineada, pues de lo contrario el éxito terminaría en fracaso. Los mexicanos no hemos olvidado aquella ceremonia de gala en España, a la que acudió nuestro presidente Fox calzando botas de charol con Traje de etiqueta. ¡Qué vergüenza!
Por fortuna, en esta ocasión México se distinguió por su elegancia, nuestros representantes cumplieron con lo solicitado. El único error que cometió Peña Nieto, fue tomar del brazo al Santo Padre mientras le saludaba, se le olvidó que a una persona con esa investidura no se le toca por respeto. Algunas mujeres si rompieron las reglas, como fue Cristina la de Argentina, que se atrevió a besarle la mejilla y Letizia de España, que llegó con maquillaje exagerado, un vestido corto, zapatos de tacón alto y medias transparentes, extravagancia que menguó su personalidad.
Hoy la globalización mezcla culturas y con ello exige el respeto que nos debemos unos a otros, aprender a conducirse es impostergable. Recuerdo que mi abuela decía “Una mujer nunca será elegante, si no incluye en su vestimenta un hermoso par de medias”. ¿Será?
No hay comentarios:
Publicar un comentario