El que no tiene cabeza para
ahorrar el agua,
Tendrá que tener espaldas,
para soportar el sol del desierto. Hermes
Varilla.
La
verdad, no sé si es para dar brincos de alegría, o para sentarse a pensar y
preocuparse. El gobierno del estado anuncia haber adquirido el permiso de
Conagua, para hacer 411 perforaciones a través de todo el territorio
coahuilense, con el fin de obtener agua
para riegos, ganado y uso de los habitantes.
Pero
vamos por partes, como diría Jack el destripador cuando vivía en Londres. Para
que se hayan otorgado estos maravillosos permisos, estoy segura de que se debieron hacer muchos y muy
concienzudos estudios al suelo y subsuelo. Ni duda queda de que se emplearon
cientos de horas de investigación, para seguir la trayectoria de los mantos
freáticos (capa de agua subterránea formada por la filtración de las aguas de
lluvia, que alimenta los manantiales) y así con certeza, marcar el lugar
destinado a perforar.
Llamó
mi atención este cambio repentino, porque desde siempre perforar, ha sido una
actividad vetada a agricultores y ganaderos, así estuvieran estos sufriendo años de terrible
sequía.
Pero
bien, ya se autorizó. ¿Y ahora qué va a pasar? ¿Cuánto tiempo tardarán en
secarse nuestros famosos cinco manantiales orgullo de la región? Para saberlo basta con que pongamos
en juego nuestra imaginación, por ejemplo: Conecte una manguera a la llave,
ábrala y deje correr el chorro de agua, después hágale varios agujeros en
diferentes tramos. Obviamente disminuirá
la presión y el estanque que usted intentaba llenar, le llevará más
tiempo.
Con
los mantos freáticos sucede algo más delicado. Al bajar su nivel, ya no podrán
las plantas, y los arboles que están en la superficie tomar agua de ellos y
morirán, quedando ahora sí, una zona desértica por completo. Además los ríos al
no recibir esa aportación de sus afluentes subterráneos disminuirán en mucho su
caudal, efecto que redundará en la escasez del vital liquido, tanto en el
centro como en la periferia de las ciudades.
A
lo mejor como remedio a corto plazo funcione, pero a la larga puede acarrearnos
más daños que beneficios. No se trata de hacer más perforaciones, sino de
concientizar a la población en general de lo impostergable que es aprender a
cuidar del agua. Su falta aniquilará por igual a ricos que a pobres.
Solo nos queda apelar a los conocimientos y la sensibilidad de nuestros gobernantes, ya que sin consultas ciudadanas, han entregado este vital liquido a empresas cerveceras, refresqueras, mineras y a toda aquella que lo ha solicitado.
Por: Antonieta B de De Hoyos
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