Por: Antonieta B. de De Hoyos
Toda
acción humana tiene fondo ético, es parte esencial de la persona, por eso
cuando se ingresa al gremio político y no se ostentan estos valores, es muy
probable que no se respeten principios fundamentales como los derechos humanos
y constitucionales de los ciudadanos. Al
carecer de ética personal se cae más fácilmente en el abuso de poder, en la
corrupción, en el nefasto nepotismo que ensombrece toda tarea política.
Entrar
en este delicado terreno es caminar por el sendero del servicio al prójimo, a
la comunidad, es convivir con otros; más no para buscar el beneficio propio.
Por supuesto que se tiene derecho a un ingreso por su trabajo y a un nivel de
vida adecuado, pero sin olvidar que este no es un lugar para acrecentar
fortunas a corto plazo.
En
la actualidad existen dos clases de candidatos: uno real y otro el imaginario o
ideal. El candidato real en su estrategia de campaña, negocia la personalidad
del candidato ideal, intentando parecerse lo más posible al candidato que los
votantes desean. A esta labor se le llama asesoría de imagen, metamorfosis que
realizan los expertos en el perfil del candidato real y es este acoplamiento el
que provoca que, cada dos o tres semanas los partidos cambien de estrategias en
sus campañas.
Las
sociedades demócratas modernas, enfrentan el problema de evaluar las virtudes
de los candidatos, que garanticen el mejor desempeño en los puestos públicos,
desafortunadamente hoy las virtudes de un buen candidato, no son precisamente
las de un buen gobernante.
Por
esa razón en los países hispanos han aparecido voces de alarma, en las que se
reconoce que más que políticos y estadistas, el sistema electoral está
produciendo muy buenos “campañistas”, convertidos
casi en actores por los numerosos spots de radio y televisión que protagonizan.
Ser
una persona honesta, de mente lúcida e ilustrada, poseer eso que llamamos alma,
ser dueño de un espíritu fuerte y de
servicio, sentir con ímpetu amor por la nación, hablar y actuar siempre
con la verdad y profesar sin distinción, amor por sus semejantes, son algunas
de las cualidades que debiera poseer todo candidato que no desee decepcionar a
sus electores.
Debido
a tanta muestra de corrupción en los gobernantes recientes, el pueblo desconfía
de todos, no cree en nadie, por eso hoy es imprescindible conocer la vida
privada y pública de cada candidato. Conocer a fondo su niñez, su juventud, su
actuar como padre de familia y esposo, en sus relaciones sociales,
empresariales y como funcionario público, a la gente no le interesa lo que piensa
hacer, le interesa saber lo que ha hecho a través de los años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario