Por: Antonieta B. de De Hoyos
Cada vez que miro y escucho la propaganda de “Children International” por la televisión, me incomodo y siento dentro de mí una madeja de sentimientos encontrados.
Esta es una promoción a nivel internacional, encaminada a solicitar la ayuda económica de todas las personas en las naciones del primer mundo y en vías de desarrollo, con el fin de lograr que los niños desamparados, sobrevivan a tanta miseria y degradación humana.
Para impactar en el corazón de los televidentes, la empresa recurrió al carismático conductor Marco Antonio Regil, el que con su agradable voz y su eterna sonrisa anhela sacudir la conciencia de las masas. En lo personal creo que alcanza su meta en cuanto a las emociones, donde veo difícil su éxito es en el bolsillo del ciudadano común, hacia donde él dirige este hermoso y tierno mensaje.
El mundo pasa por una racha difícil, no hay nivel socio económico que no sufra desequilibrio en su estado financiero. En primer lugar el desempleo, origen de las manifestaciones de indignados alrededor del mundo, en segundo lugar el sub empleo que ofrece un raquítico salario que apenas cubre las necesidades más apremiantes de la familia. Esta crisis involucra también a los grandes y pequeños empresarios, que ante la disminución del poder adquisitivo ven sus ventas mermadas, lo que les obliga también en cierto modo a sobrevivir. En último caso están aquellos a los que les va más o menos bien, pero cuyas cuentas bancarias están paralizadas.
Por esas y muchas más razones que ahora no menciono, creo que el enfoque de este anuncio es erróneo.
Por supuesto que resulta patético ver a niños y niñas inocentes, de diferentes razas, caminar dentro de la inmundicia, más que pobreza, miseria; unos huérfanos, otros abandonados y los menos al lado de sus padres y hermanos cuya hambruna notoria, es peor a la que una bestia puede soportar.
Por más que busco una explicación, no la encuentro. ¿Por qué esta organización internacional y todas las que se dedican a nivel mundial a ayudar a la niñez desvalida, no llevan directamente su mensaje a los hombres y mujeres que encabezan la lista de “Forbes” como los más ricos, no digo millonarios, billonarios y les invitan a donar buena parte de sus fortunas, como obligación moral con el prójimo en desgracia?
Hay un sabio proverbio que dice: “Para que alguien amase una fortuna, debe hacer harina a muchísima gente”. Lo que significa que cada peso que un rico de esta envergadura acumula, es gracias a que un semejante muera en la miseria y en la marginación. No es posible, ni aceptable, mucho menos admirable, que en la actualidad permitamos que seres egoístas y corruptos presuman al mundo de su colosal fortuna, mientras en su propio país miles de compatriotas fallecen de inanición.
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