Por: Antonieta B. de De Hoyos
Hace unos días, tuve la suerte de escuchar las declaraciones de uno de los candidatos, por supuesto que no daré su nombre, pero de acuerdo a las encuestas es el que va más arriba.
Dice este señor, que si llega al poder será el más tolerante de los mandatarios, pues él lo que más desea es servir a su gente. Por eso cada vez que lo interrogan tiene la misma respuesta: “Seré muy respetuoso de lo
que el pueblo decida”.
Durante la entrevista que yo vi le hicieron varias preguntas: ¿Qué opina de los matrimonios del mismo sexo? El contestó: Siempre antepondré lo que la sociedad en su momento requiera.
¿Qué piensa de la adopción de niños por parejas homosexuales? Seré tolerante con lo que las mayorías decidan.
¿Cuál es su postura respecto al aborto y la píldora del día siguiente? Todo será considerado de acuerdo a lo que solicite la sociedad.
¿Frenaría usted tanta promoción en los medios a la práctica homosexual? Se tomarán en cuenta todas las sugerencias con la tolerancia que se amerite.
¿Está usted de acuerdo en que se legalice el uso de algunas drogas? Pondré en la balanza la violencia y las adicciones pero respetaré las exigencias del pueblo.
¿Qué piensa de la ampliación de horarios en la venta de bebidas alcohólicas? Que todo va de acuerdo a lo que la sociedad demanda.
A partir de entonces observé con más detenimiento todas sus declaraciones, y me fijé que en todas sus respuestas relacionadas o no, con los vicios y las conductas negativas que tan terrible daño han causado a la moral de la familia mexicana, y desequilibrado a nuestra juventud, es usual que conteste entre pequeñas pausas, con respuestas ambiguas.
Después de verlo y escucharle quedaron en mi mente muchas dudas. ¿Es acaso esta clase de mandatarios los que necesitamos en la actualidad los ciudadanos del tercer milenio globalizado? Si como madre de varios niños, yo hubiera optado por educarlos bajo el régimen de total tolerancia, ¿donde estarían ellos ahorita? Si hubiera preferido ser la madre más amada aunque no respetada, ¿cómo se hubiera pronosticado mi vejez?
Me inquieta el no saber hacia dónde vamos con estos innovadores candidatos que no manifiestan sus convicciones, que no muestran carácter, que temen vivir su fe, inseguros de decir lo que son, lo que piensan y lo que harán, por miedo a quedar mal con su partido y a perder las elecciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario