Por: Antonieta B. de De Hoyos
“93 años. Podemos decir que definitivamente
es la última etapa. El final no está ya demasiado lejos.
¡Qué suerte poder aprovecharlo para recordar
lo que ha servido para mi compromiso político!
Stéphane HESSEL: "Indignez vous!"
Así empieza un libro, casi un folleto de apenas 32 páginas y que ha sonado como un toque de alarma en gran parte de la sociedad francesa. En apenas cuatro meses ya sobrepasa los 800.000 ejemplares vendidos. El nonagenario autor, tiene una vida plenamente comprometida por un mundo mejor, más justo y ha salido a la luz para aquellos que no lo conocíamos: Nacido en una familia judía en Berlín, en 1917, llegó a Francia en 1925. Entró a trabajar en la Secretaría General de la ONU y fue uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Su librito es un toque de alarma a los jóvenes y los menos jóvenes, para que abran los ojos, despierten y se indignen: ‘indígnense’, ‘protesten’, ‘levántense’ y ‘comprométanse es su llamamiento’: “Nos compete que todos juntos velemos para que nuestra sociedad sea una sociedad de la que podamos sentirnos orgullosos…” y explica claramente los motivos de esta indignación: “El poder del dinero, no ha sido nunca tan grande, insolente, egoísta, con sus propios servidores hasta en las más altas esferas del Estado. Los bancos, privatizados, se preocupan ante todo de sus dividendos y de los altos salarios de sus dirigentes, pero no del interés general”
Más adelante avisa y explica las razones de la indignación en esta sociedad adormecida y considera la ‘indiferencia’ como la peor de las actitudes: “Los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad no deben dimitir de sus responsabilidades ni dejarse impresionar por la actual dictadura internacional y sus mercados que amenazan la paz y la democracia". También señala con firmeza a los medios de comunicación de masas: que "proponen como horizonte para nuestra juventud el consumo sin freno, el desprecio a los más débiles y a la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de los unos contra los otros”.
El camino que indica y al que invita a incorporarse es el de la “Indignación de la no violencia”. “Hay que tener en cuenta que la violencia da la espalda a la esperanza. Es necesario preferir la esperanza, la esperanza de la no violencia”. La lección es clara. La solución no la encontraremos en quienes nos gobiernan, ni en los que desde la oposición esperan a que los higos caigan de la higuera por sí solos. Lo primero que debemos tener es clara conciencia de que nadie, y menos aún los que nos desgobiernan y los que esperan, nos saquen del atolladero.
Los gobiernos son presas de los mercados financieros, para quienes legislan en detrimento de la ciudadanía... “se sacrificará lo que haga falta para que los beneficios financieros no decrezcan frente a un poder supraestatal que amordaza y coacciona a los gobiernos, nuestros votos en las urnas en estas condiciones, son papel mojado...eso para no hablar de que no hay ni a quién votar.”
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