CULTURA: UN PROPóSITO SERIO
Por: María del Carmen Maqueo.
Tuve oportunidad de asistir a la presentación de “Palenque Rojo”, puesta en escena traída desde el estado de Chiapas, original de Hernán Galindo y producida por Hiram Marina, la cual ha sido galardonada en diversos foros desde su estreno en el 2008. Con un vestuario impresionante; en maya y español, y el uso de instrumentos musicales autóctonos, la obra narra la guerra entre dos pueblos: Palenque y Toniná, los cuales hacia el 711dc se disputaban la ruta comercial del Golfo de México al centro de Petén, territorio que actualmente pertenece a Guatemala. Kan Joy Chitam II es el rey al que desafía y finalmente derrota la malévola reina Kawil de Toniná. Luego de una cruenta batalla el rey muere y viaja al inframundo, de donde es regresado por los dioses al plano de los vivos. A su regreso el rey, viejo y cansado, solicita nuevamente el favor de los dioses para llevar a cabo el sacrificio honorable de la propia vida cediendo su trono a su sobrino, lo que le permite a la postre cumplir un último deseo, convertirse en lucero de la noche.
Hermosa historia, magnífica presentación. Caracterizaciones de fauna autóctona que se logran con espectacularidad; introducción de animales fantásticos del inframundo incluyendo una suerte de mojiganga que representa la muerte. Este espectáculo forma parte de la muestra cultural que para fortuna nuestra nos llega a través de la Asociación Mexicana de Hoteles de Coahuila en concertación con Turismo del estado. Interesante percibir las expresiones de familias próximas a mí, que –deduzco- no habrán tenido contacto con este tipo de espectáculos…se cuestionan acerca del origen del grupo (llegaron tarde y no se enteraron de esta información); tratan de adivinar a qué corresponde cada una de las caracterizaciones, sobre todo las fantásticas; se divierten, hablan en voz muy alta mostrando su sorpresa ante aquellos elementos que poco a poco van invadiendo la pirámide de la Plaza de las Culturas, conforme las luces de uno u otro color marcan los momentos, y el aroma del copal confiere al ambiente un carácter mágico.
La cita era a las 8.30 de la noche; el espectáculo comenzó tarde, primero por ajustes en el sonido, y después por tres discursos oficiales para mi gusto sobrados y reiterativos. Mi modesta opinión: el mejor discurso lo dictan las propias obras, por esta vía el mensaje es más directo, pues si de algo estamos cansados, es de los discursos. Hay que reconocer la capacidad de organización de la licenciada Norma Treviño quien estuvo atendiendo todo tipo de detalles.
Allí mismo se anunció la creación de la Casa de las Artes, recinto que quedará integrado a la Gran Plaza en lo que hasta hace poco fuera la Puerta de México. Encomiable propósito de Humberto Moreira por dotar a la ciudad de recursos propios en cuestión de cultura; quienes albergamos inquietudes de este orden, no podemos olvidar aquella acertada frase de Vasconcelos al referirse precisamente a esta frontera en la cual pasó parte de su niñez: “Tan lejos de Dios y tan cerca de los norteamericanos”. Pensador sensible a los asuntos educativos del país, en los cuales su participación fue crucial, José Vasconcelos utilizaba esta expresión para referirse al fenómeno de aculturación que priva en nuestra frontera norte. Sirva la paráfrasis del maestro para señalar que urge un rescate de lo que es propio, regional, legado de padres y abuelos… Pedimos a los planificadores que no se abandone esta visión en el diseño de la obra arquitectónica que se ha emprendido.
Para terminar, a propósito de la cultura, dice nuestro Premio Nobel Octavio Paz, el grande, al referirse al impacto que tuvo el 68: …”Una de las consecuencias de los acontecimientos de 1968 es la división entre una cultura independiente, por naturaleza crítica, y una cultura burocrática y oficialesca”.
Confiemos en que para dar vida a la obra proyectada prive una venturosa aplicación de la cultura seria y sistemática; que no se caiga en el error de asumir la cultura como un elemento accesorio al ser humano, una prenda de adorno que se improvisa con desenfado. Un país crece a través del proceso educativo, éste facilita la sensibilización ciudadana:
Fomentar la cultura de manera formal es permitir que la sociedad desarrolle una conciencia tal de su realidad, que le permita trazarse y luego proponerse alcanzar el proyecto de nación que tanta falta nos hace.
Por: María del Carmen Maqueo.
Tuve oportunidad de asistir a la presentación de “Palenque Rojo”, puesta en escena traída desde el estado de Chiapas, original de Hernán Galindo y producida por Hiram Marina, la cual ha sido galardonada en diversos foros desde su estreno en el 2008. Con un vestuario impresionante; en maya y español, y el uso de instrumentos musicales autóctonos, la obra narra la guerra entre dos pueblos: Palenque y Toniná, los cuales hacia el 711dc se disputaban la ruta comercial del Golfo de México al centro de Petén, territorio que actualmente pertenece a Guatemala. Kan Joy Chitam II es el rey al que desafía y finalmente derrota la malévola reina Kawil de Toniná. Luego de una cruenta batalla el rey muere y viaja al inframundo, de donde es regresado por los dioses al plano de los vivos. A su regreso el rey, viejo y cansado, solicita nuevamente el favor de los dioses para llevar a cabo el sacrificio honorable de la propia vida cediendo su trono a su sobrino, lo que le permite a la postre cumplir un último deseo, convertirse en lucero de la noche.
Hermosa historia, magnífica presentación. Caracterizaciones de fauna autóctona que se logran con espectacularidad; introducción de animales fantásticos del inframundo incluyendo una suerte de mojiganga que representa la muerte. Este espectáculo forma parte de la muestra cultural que para fortuna nuestra nos llega a través de la Asociación Mexicana de Hoteles de Coahuila en concertación con Turismo del estado. Interesante percibir las expresiones de familias próximas a mí, que –deduzco- no habrán tenido contacto con este tipo de espectáculos…se cuestionan acerca del origen del grupo (llegaron tarde y no se enteraron de esta información); tratan de adivinar a qué corresponde cada una de las caracterizaciones, sobre todo las fantásticas; se divierten, hablan en voz muy alta mostrando su sorpresa ante aquellos elementos que poco a poco van invadiendo la pirámide de la Plaza de las Culturas, conforme las luces de uno u otro color marcan los momentos, y el aroma del copal confiere al ambiente un carácter mágico.
La cita era a las 8.30 de la noche; el espectáculo comenzó tarde, primero por ajustes en el sonido, y después por tres discursos oficiales para mi gusto sobrados y reiterativos. Mi modesta opinión: el mejor discurso lo dictan las propias obras, por esta vía el mensaje es más directo, pues si de algo estamos cansados, es de los discursos. Hay que reconocer la capacidad de organización de la licenciada Norma Treviño quien estuvo atendiendo todo tipo de detalles.
Allí mismo se anunció la creación de la Casa de las Artes, recinto que quedará integrado a la Gran Plaza en lo que hasta hace poco fuera la Puerta de México. Encomiable propósito de Humberto Moreira por dotar a la ciudad de recursos propios en cuestión de cultura; quienes albergamos inquietudes de este orden, no podemos olvidar aquella acertada frase de Vasconcelos al referirse precisamente a esta frontera en la cual pasó parte de su niñez: “Tan lejos de Dios y tan cerca de los norteamericanos”. Pensador sensible a los asuntos educativos del país, en los cuales su participación fue crucial, José Vasconcelos utilizaba esta expresión para referirse al fenómeno de aculturación que priva en nuestra frontera norte. Sirva la paráfrasis del maestro para señalar que urge un rescate de lo que es propio, regional, legado de padres y abuelos… Pedimos a los planificadores que no se abandone esta visión en el diseño de la obra arquitectónica que se ha emprendido.
Para terminar, a propósito de la cultura, dice nuestro Premio Nobel Octavio Paz, el grande, al referirse al impacto que tuvo el 68: …”Una de las consecuencias de los acontecimientos de 1968 es la división entre una cultura independiente, por naturaleza crítica, y una cultura burocrática y oficialesca”.
Confiemos en que para dar vida a la obra proyectada prive una venturosa aplicación de la cultura seria y sistemática; que no se caiga en el error de asumir la cultura como un elemento accesorio al ser humano, una prenda de adorno que se improvisa con desenfado. Un país crece a través del proceso educativo, éste facilita la sensibilización ciudadana:
Fomentar la cultura de manera formal es permitir que la sociedad desarrolle una conciencia tal de su realidad, que le permita trazarse y luego proponerse alcanzar el proyecto de nación que tanta falta nos hace.
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