Por; Antonieta B. de De Hoyos
La agenda Latinoamericana mundial -2010, “Salvémonos con el Planeta” es mucho más que un texto informativo, dentro de sus páginas todo llama a la vida. El tema de la ecología y conservación del medio ambiente está enfocado de una manera diferente: nos acerca a Dios, abre nuestra mente y nuestro corazón.
La realidad nos muestra, que con las nuevas tecnologías que permiten demoler montañas, cambiar el curso a los ríos, mutar genéticamente plantas y animales; la naturaleza pasó a ser objeto de manipulación. La economía y el capitalismo estimularon la explotación intensiva de los recursos de la naturaleza. Hasta hace poco se pensaba que los recursos naturales eran ilimitados: minerales, selvas, petróleo, agua etc. Lo trágico no es que sean limitados y estén contaminados, sino que la Tierra no aguanta la explotación actual. ¿Cómo miraríamos esta destrucción desde el punto de vista de las religiones? Por supuesto que este es un enorme problema político, pero las religiones pueden despertar las conciencias y llevar a la gente a actuar. Esta es una oportunidad histórica para revisar la relación entre Dios y la naturaleza. Dejar de entender a Dios como algo distante, separado de la creación. Dejar de proyectar a Dios como algo fuera de este mundo, como dueño y señor solamente.
Los campesinos cristianos siempre descubrían a Dios en sus campos, en los bosques, en todo lo que les rodeaba, pero la doctrina oficial apoyada en una teología oficial exalto el poder de Dios por encima de las criaturas. Los teólogos como jerarquía vivían en las ciudades símbolo de poder, no convivían con la naturaleza.
Dios no está fuera, ni arriba en los cielos, ni fuera de la vida que anima la Tierra y a todos los seres que la pueblan. Esta dentro de cada uno de nosotros, como fuente de vida, es la fuerza que permite moverse, crecer, actuar. Destruir la naturaleza es destruir lo que recibe vida de Dios, es despreciar la bondad del Creador. Dios no está lejos de nosotros, esta alrededor y dentro de nosotros. Acoger la vida que El crea en nosotros y en los seres que nos rodean es alabarle y agradecerle.
Ya hemos sido alertados con mucha insistencia, la Tierra se está muriendo los recursos se acaban. Por si fuera poco las religiones y las filosofías tradicionales están desprestigiadas, se han vuelto consumistas y los gobiernos carecen de libertad, están dominados por los dueños de la economía.
La única salida es la educación de los niños, ellos pueden aprender actitudes de respeto, cuidado, cariño para las plantas y animales; por eso si la religión comienza acogiendo la presencia de Dios en todas las criaturas: bosques, ríos, mares... puede desempeñar un papel decisivo para salvar el planeta y salvarnos todos.
Antonieta B. de De Hoyos enero 13/10
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