26 de octubre de 2009

No estaría de más, pensarlo.


Por: Antonieta B. de De Hoyos

El Dr. Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi y el fundador del instituto M.K. Gandhi para la Vida Sin violencia, compartió la siguiente historia como un ejemplo de la vida sin violencia en el arte de sus padres. "Yo tenía 16 años y estaba viviendo con mis padres en el Instituto que mi abuelo había fundado a 18 millas, en las afueras de la ciudad de Durban, en Sudáfrica, en medio de plantaciones de azúcar.

A mí siempre me entusiasmaba el poder ir a la ciudad a visitar amigos o ir al cine. Un día mi padre me pidió que le llevara a la ciudad para atender una conferencia que duraba el día entero y yo aproveché la oportunidad. Como iba a la ciudad mi madre me dio una lista de cosas del supermercado que necesitaba y mi padre me pidió que me hiciera cargo de llevar el auto al taller. Cuando despedí a mi padre él me dijo: "Nos vemos aquí a las 5 p.m. y volvemos a la casa juntos".

Después de completar todos los encargos, me fui hasta el cine más cercano. Me enfoqué tanto con la película, que me olvidé del tiempo. Eran las 5:30 p. m. cuando me acordé. Corrí al taller, conseguí el auto y me apuré hasta donde mi padre me estaba esperando. Eran casi las 6 p. m. El me preguntó con ansiedad: -"¿Por qué llegas tarde?". Me sentí mal, no le podía decir que estaba en el cine entonces le dije que el auto no estaba listo y que tuve que esperar...lo dije sin saber que mi padre ya había llamado al taller. Cuando se dio cuenta que había mentido, me dijo: "Algo no anda bien en la manera que te he criado pues no te ha dado la confianza de decirme la verdad. Voy a reflexionar que es lo que hice mal contigo. Voy a caminar las 18 millas a la casa y pensar sobre esto".

Así que vestido con su traje y sus zapatos elegantes, empezó a andar por caminos oscuros y sin iluminación. No lo podía dejar solo...así que yo manejé 5 horas y media detrás de el...viendo a mi padre sufrir la agonía de mi mentira estúpida. Decidí desde ahí que nunca más iba a mentir. Cuando recuerdo este episodio pienso... ¿Si me hubiese castigado de la manera que ahora castigamos a nuestros hijos, hubiese aprendido la lección? No lo creo. Hubiese sufrido el castigo y hubiese seguido haciendo lo mismo, fue esta acción de no violencia un ejemplo tan fuerte que la tengo impresa en la memoria como si fuera ayer. Este es el poder de educar sin violencia".

---"El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado." (Cicerón, Año 55 antes de Cristo).

Hoy, después de dos mil años transcurridos, estamos inmersos en la misma corrupción, impunidad y violencia y lo peor, es que no admitimos que esta deshonesta actitud, se origina dentro de la familia, en el hogar, con el ejemplo que los adultos damos a los infantes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bonito mensaje! Aunque yo no tenga hijos todavia, voy a tener presente este mensaje: "educar sin violencia". Los padres tienen tanta responsabilidad de educar bien a sus hijos/hijas para que llegan a ser personas de bien para nuestra sociedad. Pero tambien a la misma vez los hijos y la sociedad tienen la misma responsabilidad hacia los padres. La educacion, amor, y obediencia vienen desde la familia, el nucleo mas importante en donde se aprenden muchos de los habitos y costumbres! Como padres esta en nuestras manos formar buenos hijos para un mejor futuro!