7 de junio de 2009

Usa tu inteligencia ecológica.


Por: Antonieta B. de De Hoyos

Daniel Goleman es un psicólogo estadounidense que alcanzó la fama como escritor a nivel internacional, gracias a su libro titulado “La Inteligencia emocional”, páginas en las que describe la manera correcta de manejar sentimientos para establecer relaciones personales agradables y permanentes. A este éxito de librería le siguieron “La Inteligencia social”, “La inteligencia infantil “y la que hoy nos ocupa “La Inteligencia ecológica”. Pero, ¿Que es la inteligencia para Goleman? ¿Por qué recurre a ella?

La inteligencia es un don divino, es un regalo que Dios otorgó a cada ser humano desde el momento mismo de la Creación. Desafortunadamente a partir de la mitad del siglo XX, muchas personas alrededor del mundo dejaron de usarla al masificarse, siendo y haciendo lo que otros indicaban.

Inteligencia es razonamiento, pensamiento lógico, comprensión y punto de vista. También es talento, capacidad, aptitud y entendimiento. Se incluye el juicio, conocimiento, vitalidad, intuición y clarividencia. Podría enumerar infinidad de formas profundas del intelecto, que bien aplicadas redundan en felicidad, progreso y tranquilidad espiritual.

En este libro ecologista el autor pone el dedo en la llaga de la humanidad. Sentencia que el sufrimiento convertido en hambruna, sequía, epidemias, suciedad, mortandad, carestía alimenticia etc., es consecuencia del abuso y destrucción perpetrado por el hombre contra la naturaleza.

Haciendo uso del ecologismo, movimiento surgido en los sesenta, el hombre toma conciencia del grave daño que provoca la industrialización contaminante, la destrucción de recursos no renovables y el peligro en el que se encuentra la supervivencia humana.

Es hora de que exijamos a la actividad comercial cambie sus estrategias. De que la gente deje de ser pasiva y reconozca la enorme responsabilidad que tiene en el futuro de plantas animales y seres queridos. Tenemos que forzar a agricultores, granjeros, fabricantes y empresarios, a reflexionar en los productos y las invenciones que hacen y llevan al mercado, sin tomar en cuenta el posible impacto al ecosistema. En el capítulo “Espejismo verde” critica severamente al consumidor compulsivo, aquel que sin leer la etiqueta realiza la compra. Información que para colmo a veces es adulterada, apareciendo como ecologista cuando no es. Al ir de compras recuerda que estamos en una ruleta comercial, que salva o mata. Si compras lo necesario y evitas la chatarra, reducirás la contaminación, la basura y el calentamiento global y como benéfica consecuencia, el destino del Planeta.

Atarea a tu inteligencia ecológica, ¡Para eso está!

Junio 3 2009

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