25 de enero de 2013

La Teoria de las Ventanas Rotas

Por: Antonieta B. De De Hoyos

Cuando recibí este correo electrónico no le di importancia, fue después cuando lo adapté a la vida diaria, que me di cuenta de su gran significado. El vidrio roto en un edificio o en un auto, trasmite la idea de deterioro, desinterés, abandono; muestra un rompimiento con códigos de convivencia, es la ausencia de ley, de normas o reglas que deben existir en toda relación humana.

Si en un edificio o en una casa se rompe un vidrio y nadie lo repara, muy pronto estarán rotos los demás. Aparentemente este hecho no es relevante, pero a partir de la indiferencia, el desorden, el descuido y la suciedad, se empiezan a generar delitos, al principio pequeños, familiares; mas tarde mayores que llevan hasta con la policía.

Si la sociedad permite delitos menores como: pasarse una luz roja, excederse en la velocidad, estacionarse en lugar prohibido, etc., y en el hogar se consiente faltar a la escuela, decir majaderías, golpear, etc. estas faltas sin sancionar son el principio de la destrucción. Por eso cuando los parques o espacios públicos son dañados constantemente y la autoridad no toma cartas en el asunto, pronto la gente los abandona y los deja a merced de los malvivientes.

La sociedad se desintegra por la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto entre sociedad y autoridad, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y normas de urbanidad; lo que trae como consecuencia un país, una ciudad y una enorme cantidad de casas con muchas ventanas rotas, que nadie está dispuesto a reparar.

Desde el punto de vista criminológico, el delito es mayor en los lugares donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato imperan. El reto está en crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de códigos básicos para la convivencia humana.

Cuando en el hogar se retoman los buenos hábitos alimenticios, se evita decir malas palabras, no se miente, se aceptan las consecuencias de los actos, con valor y responsabilidad, agregando además una buena dosis de educación a los pequeños, cambia en mucho lo que antes se había hecho mal.

La verdad es que una vez que se dejan de respetar los valores universales, todo comienza a deteriorarse con asombrosa rapidez. Por eso, si en una empresa, club de diversión, hogar o templo de oración, las autoridades y supervisores descuidan los comportamientos éticos de los colaboradores y asistentes, el ambiente del lugar se contamina.

Si se engaña, se trata con indiferencia, se deja que cunda el chisme, la decadencia está asegurada. Observemos la zona en donde vivimos, trabajamos, divertimos y oramos, ¿se practica ahí la teoría de las ventanas rotas? Pues a repararlas antes de que sea demasiado tarde. La impunidad es la peor de las ventanas rotas, no la dejemos entrar.

19 de enero de 2013

Dolores Mortales

Por: Ramon de la Peña

Dicen que no hay peor nostalgia que añorar lo que jamás sucedió.

Para mí el "hubiera" es el gran dolor moral que nos reclama al alcanzar la edad madura. Si hubiera estudiado me habría ido mejor en la vida, si no hubiera fumado no tendría el cáncer que ahora padezco, si hubiera ahorrado no tendría que estar angustiado por la escasa pensión que recibo, si hubiera educado y cuidado a mis hijos no tendrían los problemas que ahora enfrentan.

Pero el "hubiera" no existe, por lo que es necesario buscar la manera de evitar que se nos transforme en nuestro dolor moral.

¿Qué podemos hacer?, se preguntará usted.

Yo propondría dos caminos: uno para mis estimados lectores y el otro para los políticos electos o designados. El primero con recomendaciones para el año que acaba de empezar, y el segundo con el gran deseo que apliquen el decálogo que escribió Abraham Lincoln.

Yo le recomiendo dedicar tiempo a todo aquello que sea importante para usted, estimado lector. No olvidemos que lo que hace tan importante a los hijos, a la familia, a los amigos, es el tiempo que les hemos dedicado. La vida significa muchas cosas, no sólo el trabajo y la búsqueda de la riqueza; también significa ser amistoso, compartir, reír, leer, pasear y contemplar un atardecer.

Como parte de mi mensaje le dejo para su meditación parte de un poema de Víctor Hugo, el cual me atreví a parafrasear un poco para dedicarlo a mis lectores.

Les deseo primero que tengan amigos, inclusive malos e inconsecuentes; sean amigos valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedan confiar sin dudar; les deseo además que sean útiles, más no insustituibles, y que en los momentos más malos el pensamiento de su valía sea suficiente para mantenerlos en pie.

Igualmente, les deseo que sean tolerantes, no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho, y que, haciendo uso de esa tolerancia, sirvan de ejemplo a los demás.

Les deseo que siendo jóvenes no maduren demasiado de prisa, y que, ya maduros, no insistan en rejuvenecer, y que siendo maduros no se dediquen al desespero, porque cada edad tiene su placer y su dolor.

Les deseo además que tengan dinero, porque es necesario ser prácticos, y que por lo menos una vez al año pongan algo de ese dinero frente a ustedes y digan: "Esto es mío", sólo para que quede claro quién es dueño de quién.

Les deseo también que ninguno de sus afectos muera, pero que si se muere alguno, puedan llorar sin lamentarse, y sufrir sin sentirse culpables.

A los políticos electos o designados les pediría que en sus programas y proyectos de este año tengan en mente las recomendaciones de Lincoln, un poco parafraseadas por mí.

Ojo, ustedes no pueden crear prosperidad desalentando con un exceso de reglamentos y leyes las iniciativas de los ciudadanos; tampoco deben fortalecer al débil debilitando al fuerte, lo que implica que ustedes no pueden ayudar a los pobres destruyendo a los ricos.

Recuerden que ustedes no pueden resolver sus problemas o los problemas de las comunidades mientras gasten más de lo que reciben.

Ustedes, los políticos, no pueden formar el carácter y el valor de las personas (muy aplicable al sistema educativo) quitándoles su libertad e iniciativa. Y recuerden que no se puede promover la fraternidad y la armonía admitiendo e incitando el odio entre las personas, las organizaciones y las comunidades.

Finalmente Lincoln recomienda algo que deberían recordar todos los que administran programas sociales públicos o particulares (el programa Oportunidades, entre muchos otros): no pueden ayudar a las personas haciendo por ellas permanentemente lo que ellas deben saber hacer por sí mismas.

Yo añadiría dos recomendaciones más: no olviden que la ilegalidad y la impunidad conducen a la corrupción, y que para eliminar este mal endémico de nuestro País sólo necesitan que toda mala acción tenga consecuencias.

12 de enero de 2013

La esperanza se cifra en la integridad familiar.


Por: Antonieta B. de De Hoyos

Tenía 23 años y era estudiante de fisioterapia en Nueva Delhi. El mes pasado se subió a un autobús y seis hombres la encerraron y la violaron durante horas, incluso lastimándola con una barra de metal. Luego la arrojaron desnuda a la calle, y tras luchar valientemente por su vida, murió el pasado fin de semana.

A lo largo y ancho de India, la gente está reaccionando con protestas masivas para decir “ya basta”. En ese país se viola a una mujer cada 22 minutos y pocas veces se hace justicia. A nivel mundial, la cifra es escalofriante: siete de cada diez mujeres serán física o sexualmente agredidas durante su vida. El horror acontecido en Nueva Delhi es la gota que derramó el vaso. Estamos en 2013 y esta brutal y corrupta guerra contra las mujeres a nivel global, tiene que acabarse.

El gobierno indio está recibiendo comentarios ciudadanos, necesita con urgencia una mejor aplicación de la ley y un amplio programa de educación pública y familiar, que cambie estas actitudes bestiales que se han generalizado. El cabecilla de los violadores afirma fríamente, que ella se lo merecía por atreverse a enfrentarlo. Culpar a la víctima es indignante pero común en las sociedad moderna, incluso la misma policía se niega a investigar cuando es una violación sexual. La impunidad en estos abusos reprime a las mujeres y corrompe a los hombres.

Las campañas de educación masiva, han dado muy buenos resultados en el cambio de hábitos de tabaquismo y alcoholismo en la población, por lo que existe la posibilidad de que con esta innovadora campaña, además de beneficiar el trato hacia las mujeres, también se activen mejores leyes y procesos legales eficaces.

La publicidad tiene un compromiso trascendente en las campañas públicas, pues con su información genera olas de apoyo en medios de comunicación como: internet,  televisión, prensa y redes sociales, durante largo tiempo. Estos anuncios están dirigidos al sector poblacional donde cunde la misoginia, es decir la violencia contra la mujer. El involucrar en estas campañas a estrellas deportivas,  cantantes,  actores de cine y televisión que el público respeta, fue positivo.

Lo realmente triste, es que esta falta de amor hacia la mujer en general, se promueve a diario en las telenovelas, en las películas, en las entrevistas dónde se le trata como objeto sexual, en la letra de las canciones y en los videos donde la desnudan y ridiculizan. Por eso, mientras existan mujeres con baja autoestima, que desconozcan su valía como persona, y entreguen su dignidad a cambio de fama, diversión y dinero, muchas otras inocentes pagaran por sus errores. 

Aquí en México, nuestros legisladores proclaman con gran orgullo, una nueva ley que condena a varios años de prisión, a los que dañen a los animales; mientras los abominables actos contra las mujeres, permanecen impunes…¡Qué ironía!

5 de enero de 2013

El arrepentimiento.


Por: Antonieta B. de De Hoyos

Este fue un fin de año especial, ya que en las últimas semanas tuve la oportunidad de vivir experiencias que jamás imaginé, unas fueron buenas otras no tanto,  pero todas superadas con el apoyo de Dios. Buscando algo que me motivara a  escribir, encontré esta singular información, que con sutileza me condujo a la meditación indispensable, cada principio de año.

Se trata del arrepentimiento, esa sensación interior que nos inquieta y que no nos permite ser felices y que en ocasiones llega hasta quebrantar la salud física y espiritual del individuo. Para fortuna o infortunio, la existencia lleva en su esencia la toma de decisiones, a cada instante el ser humano debe decidir sobre esto o aquello, lo que implica acertar o equivocarse.

Pero lo peor que puede pasarnos, es llegar al final de la vida con un “ojalá y lo hubiera hecho”. El “ojalá hubiera tenido el suficiente valor para hacer realmente lo que quería y no lo que los demás esperaban que hiciera”, es uno de los arrepentimientos más comunes. Algunos lamentan el haberse perdido de muchas cosas buenas en su vida y dicen:ojalá no hubiera dedicado tanto tiempo a mi trabajo”.

Desafortunadamente la madurez nos llega cuando nos vemos obligados a enfrentar la adversidad,  el miedo, el enojo, el arrepentimiento y eventualmente la aceptación. El no haber expresado los sentimientos, positivos o negativos, es otro arrepentimiento que trae a la  mente el “ojalá hubiera tenido el coraje de hablar y decir que no me gustaban esas cosas, o de decir a las personas lo que realmente sentía por ellas”. Otro momento difícil, es la nostalgia por las viejas amistades, las que a pesar de ser muy queridas por nosotros, no hacemos el esfuerzo por reencontrarlas y cuando lo intentamos, ya es demasiado tarde.

También sentimos una gran tristeza cuando pensamos que debimos ser más  felices  y que no lo fuimos por las cosas que dejamos de hacer. El "no hacer", trae a la persona profundos lamentos, pues por lo regular casi nadie se arrepiente de lo que hizo, bien o mal, ya que estas acciones son parte del aprendizaje de la vida; es mucho más doloroso el arrepentirse de lo que no se hizo.

Pero lo importante es que aprendamos a perdonarnos a nosotros mismos y a no ser tan duros por  lo pasado. Nuestro espíritu se eleva cuando aceptamos que nos equivocamos. Muchas personas alrededor del mundo sufren en silencio, ven como su organismo se debilita, tienen el llanto a flor de piel, se van consumiendo en la tristeza profunda, a causa del arrepentimiento.

Este año que empieza, si nos es posible resarcir el daño hagámoslo, si es algo que ya no tiene remedio, pidamos perdón a Dios y soltemos la carga. Recordemos que el Creador en su infinita misericordia nos concede el perdón, cada vez que nos equivocamos.

La vida con sus altibajos sigue siendo bella, disfrutemos este 2013 de la mejor manera